martes, 28 de enero de 2014

¿CÓMO HACER EL AMOR EN UN SITIO INCÓMODO?



(Capítulo XII)

                                                    El OLFATO

                La ventana sostenía a ambos cuerpos. Del exterior el viento trajo todos los aromas perdidos que fueron a parar en cada uno de los poros de nuestra pareja. La piel en este instante solamente se dejó intervenir y los olores penetraron en cada una de las partes sensibles del joven, que por petición de su amada se mezclaron en un sólo.
                 Él pensó en miles de historias que surcaron su mente, y se dijo ha sí mismo, que debía seguir tomando la iniciativa, y olfatear sus sitios más púdicos. Siguió con su aliento firme, y apoyando las rodillas en el suelo tomó a la joven por la cintura y la depositó frente a él, sobre el cerco de la ventana. Con las manos en las rodillas de ella la invitó a que sus piernas se fueran separando sutilmente para penetrar en el espacio que tanto deseaba, la flamante y extendida vagina que esperaba cualquier cosa que llegase de su amado. Unos labios lozanos que con cada inhalación del joven se relajaban y se contraían. Dejó simplemente la nariz apoyada en el clítoris de la chica y sus sueños se hicieron realidad. El descanso eterno, fue lo que experimentó el joven cuando su cabeza descansó entre las piernas de la afiebrada joven.
                 Ella llenó sus pulmones con el aire que entraba por la ventana, y él lo recibió con mucho gusto desde su posición. La cara se bañó de humedad y la joven se aferró con las dos manos al cabello del chico, y trajo hacia sí su cabeza con la intención de que se tragase todo su ser. La besó, la degustó paso a paso, y su lengua comenzó el viaje por todo el borde de sus entrepiernas. Con su lengua fue peinando cada vello púbico de la joven, hasta dejar al descubierto el centro de su vagina, y mostrar cada uno de los pliegues voluptuosos y armónicos. Y la luz se hizo en el rostro de la chica. En la punta del pene del joven, asomó una gota de esperma impaciente que se deslizó descuidadamente hasta impactar contra el suelo. Llegó y se detuvo, no quiso continuar por precaución, y en calma respiró hondamente.
                 Su nariz continuó por el trabajado monte de venus hasta caer en el pozo de la vida. Llegó al ombligo, y su saliva abasteció este desconocido rincón con cálidas humedades. Ella quería más, mucho más, que la tomase fuertemente con sus manos y no la dejase nunca. La piel de los senos de tanta sensibilidad cambió de matiz, y fue otra. Él la besaba, la sentía nuevamente, la respiraba, la olía, la dominó desde su abdomen. La tomó por la cintura y pensó retenerla con sus manos por siempre. Fue entonces cuando sintió sobre su cabeza un agradable peso, y continuó hasta meter la nariz en los pechos desbordados de lujuria y placer. Se miraron, y a la vez cerraron los ojos, y cada uno sintió a su amado desde su interior.

De esta forma directa y personalizada, el ejemplo de “cómo hacer el amor en un sitio incómodo” (en la ventana-olfato), propicia mejor la comunicación.
                 La narración real, con personajes verídicos, facilita el mensaje para el lector.


¿CÓMO HACER EL AMOR EN UN SITIO INCÓMODO?


   
 (CAPÍTULO XI)
                                   

                                                EL OLFATO

                Podemos comenzar por aspirar la piel de nuestra amada o amado de un solo golpe, hasta esnifarnos su deseo y su aliento.
                 El pene está tenso y la vagina extendida como flor en primavera esperando la polinización. La experiencia del hombre cuando la sangre se concentra en su miembro es indescriptible. Es la fuerza de un caballo desbocado que no admite órdenes, pero es preciso que la amazona intente dominarle, sino el brioso corcel terminará antes de tiempo la carrera. La vagina de la joven se torna rosada, en algunas pieles con un tono más o menos concentrado, pero aun así en todos los casos su color varía extraordinaria para bien. Los labios externos duplican su grosor creando una hermosa imagen que contrasta con el pubis de líneas amplias. Estos labios apetitosos rodean los otros labios hasta el clítoris, creando una extraordinaria concha donde se concentra el universo apasionante y tentador. Si somos buenos observadores, el dibujo que forma la vagina en su totalidad es un entrañable laberinto que siempre conduce a la perdición de los sentidos, de la voluntad, y de la consciencia más racional.
                 El joven antes de penetrar la enigmática concha, primero debe sentir la esencia de su pareja desde los hombros, porque la piel nos guiará con su poder conductor por la delicada y esbelta espalda de ella. Hay que abordar por detrás, con la nariz apoyada en cada uno de los poros que esperan ser invadidos sin más retraso. El joven inspirará todos los olores concentrados por la espera, y la joven, sentirá el aliento cálido e intenso en su espalda, y no le quedará más remedio que vibrar.
                 Posiblemente los dos olvidaron por un momento que el mar está cerca, y sin llegar a ponerse de acuerdo, decidirán, que el mundo no existe, que es una fantasía, que solamente la brisa y el salitre envuelven sus cuerpos con calidez. --¡Siento en mis labios la historia de tu piel!-- Le dijo el joven a su amada sin pensarlo, y pasó su lengua húmeda en zigzag desde los hombros hasta el nacimiento de su poderoso culo. La joven cerró los ojos cuando sintió un ser vivo, enérgico entre las aberturas de sus nalgas, y pidió con todas las fuerzas de su existencia, que continuase lentamente por el mismo camino hasta llegar a su ano; pero el joven, no estaba dispuesto a perder la cabeza tan pronto, y sosteniéndola por las caderas se puso en pie. Su pene por descuido encalló en la hendidura de su trasero. ¡A los dos le llegó la imagen del mar, cuando los barcos pretenden continuar con su rumbo, y las olas traicioneras se lo impiden para que acaben en las profundidades del océano!
                 Ella se abrió en todos los sentidos frente a la ventana, y sus senos al viento quisieron escapar al vacío, pero el joven se aferró a sus caderas, y esperó que la gravedad trajese a sus manos los redondos pechos que tanto deseaba. Entre su dedo índice y pulgar, de la mano derecha, afloró un dilatado pezón, y entre los cinco dedos de su mano izquierda, una amplia areola con matices irregulares. La joven apoyó su cuerpo en los brazos de su amado, y el joven la disfrutó con la ventana abierta de par en par.
                 --¡Dame más!-- Le dijo ella, y él dobló las rodillas, y su falo fue recorriendo las blancas nalgas que dejaban ver las marcas de una desterrada tanga que esperaba sobre la arena que en algún momento la recogiesen; pero en este instante sería algo así como misión imposible. Ella levantó los brazos, y junto con ellos sus frondosos pechos guiados por él, y se apoyaron en el marco de la ventana para que ningún viento poderoso los alejase de su objetivo. ¡Abrieron las ventanas, pero de la nariz, y todos los pecados entraron con permiso de los dos!

¿CÓMO HACER EL AMOR EN UN SITIO INCÓMODO?


                                                  (Capítulo X)


“EL OLFATO

                Después de sentir la fuerza de los olores y hacer de la espera una virtud, comenzaremos por desnudar el cuerpo. La forma o manera en que iremos renunciando a las vestimentas es sumamente importante. Desde tiempos inmemoriales la humanidad hizo del vestuario un arte, creando estilos y tendencias a lo largo de los siglos. El vestir sin saberlo sentó las bases para provocar los sentidos en las relaciones íntimas. El desnudarse se convirtió en un arte complejo y esperanzador. Dejar las carnes al descubierto requiere mucha habilidad y un tanto de sensualidad.
                Quisiera dejar esta acción de desnudarnos a la sensibilidad de cada uno de vosotros. Recuerden que las prisas no son buenas para nada, y que cada cosa lleva su tiempo y proceso. Debemos sacar partido al instante, y experimentar con nuestra pareja cualquier propuesta aunque parezca una locura a primera vista. La práctica continua y renovadora nos lleva al exquisito espacio del virtuosismo. En todo, pero en todo, debemos entregarnos de lleno, como si en ello nos jugásemos la vida. En ningún momento las ropas deben ser un contratiempo. Si comprendemos su lenguaje podremos incorporarlo al instante justo de la relación íntima con la pareja, las vestimentas serán un aliado al que le podremos sacar un buen partido. Desde que en la mente nos formamos las líneas corporales de nuestra amada o amado, hasta comprobar con nuestros ojos, o en este caso el olfato, la realidad de los armónicos contornos de la anatomía deseada, hay un período que se puede alargar antes de llegar a la antesala de los juegos preliminares. Aunque parezca todo lo contrario, no podemos actuar forzados o mecánicamente, las energías como el deseo deben fluir de forma espontánea hasta el último minuto.
                 En este ejemplo en el que el joven (chico, hombre, etc.) toma la iniciativa, como en el ejemplo contrario, la chica, la mente juega un papel en ciertos momentos “traicionadora”. La lujuria se apodera de las terminaciones nerviosas y actúa como un desencadenante egocéntrico y egoísta. A estas alturas el hombre si está bien entrenado y en forma, su pene estará tan duro y tenso que la piel se le hace escasa para su morfología. Esta potencia y apetito desenfrenado debe ser utilizado con la idea de complacer a la persona que tenemos enfrente.
                 Primeramente hay que volcar las energías para que la pareja nos sublime, porque la atracción olfativa desde mucho antes entró en juego con todo lo que comentamos en un principio. Después en la recta final, el orgasmo será nuestro momento “culminatorio”, pero no final. En mi mente y en mi actuación debe existir que mi chica (o chico) se excite tanto que, los poros se dilaten, los bellos se templen, la vagina se humedezca a gusto y que el simple roce de las piernas produzca un chasquido provocador. En resumen, que todos los orificios pensables y penetrables, se orienten al objeto del deseo. Vuelvo a insistir, la entrega total y con todas las consecuencias, transforma los sentidos en superdotados. ¡Cada uno de ellos, desarrollará una habilidad que los hará especiales! 


¿CÓMO HACER EL AMOR EN UN SITIO INCÓMODO?




(Capítulo IX)

                                               “EL OLFATO “

                Hemos respirado profundamente y estamos frente a la ventana. Nuestra pareja sentirá una sensación diferente, que algo está sucediendo, pero en todo caso seguramente será un sentimiento agradable. ¡Recuerden que la palabra hablada está prohibida en este tipo de ejemplo! ¡Hablaremos sin necesidad de utilizar verbos y metáforas! Desde este momento, los sentidos se pondrán en alerta y establecerán inconscientemente un contacto coordinado entre ellos. Nuestro ejemplo frente a la ventana es la mejor vía para invitar a nuestra pareja a tomar y sentir el aire plenamente, como lo haríamos en cualquier otra ocasión.
                 Posiblemente intentará hablar, y saber hasta dónde llegará esta situación, pero se lo impediremos con un gesto de, no te impacientes, que lo mejor está por llegar. Pondremos nuestro dedo índice sobre sus labios, con delicadeza, pero seguros o seguras de nuestros actos, y ciertamente su boca vacilará, entrará en la duda de besar, absorber, sentir, o apartar hasta otras zonas de su cuerpo el dedo provocador que le ha despejado sus dudas y abierto cada uno de los sentidos. Una negación con la cabeza, una complicidad con la mirada, o una completa inhalación sobre la base de su cuello, valdrá, para olvidar por un instante la palabra y entregarnos simplemente al espacio que nos invita a pecar.
                El olfato actuará de lleno como un sentimiento reminiscente y todo será diferente, entraremos en otra dimensión más allá de la acción de comparar olores y aromas. ¡Esto únicamente se logra con una entrega sin límites ni condiciones!
                Todo lo demás está controlado y nos encontramos ante la ventana. ¿Qué podemos hacer después?


jueves, 23 de enero de 2014

¿CÓMO HACER EL AMOR EN UN SITIO INCÓMODO?



                                                 (Capítulo VIII)

EL OLFATO.

Ejemplo del capítulo III:

                           << Sitios incómodos corporalmente >>

1-- En una ventana que dé al exterior: Los cuerpos visibles de cintura hacia arriba. Lo más importante, el control y desarrollo de los gestos faciales. El trabajo mental es fundamental para llegar al sitio incómodo con alguna ventaja. Un por ciento alto del juego sexual consiste en tener la imaginación algo más entrenada de lo normal.
Pondremos como ejemplo una ventana que de al exterior (la calle, el mar, la montaña, un patio vecinal, etc.) como sitio incómodo, en cada uno de ellos tendremos una amplia y variada gama de olores y sensaciones. El simple hecho de saber que estamos practicando el acto sexual en complicidad con lo que nos rodea y mucho más allá, hasta rosar el infinito, hace que los sentidos se expandan sin límites, convirtiéndonos en seres creativos. La energía nuestra hay que compartirla con el universo, porque de él, la hemos recibido.
                Si hemos hecho todo lo que se indica en los capítulos anteriores, comenzaremos por La ventana. Saben que en este ejemplo nos centraremos fundamentalmente en el olfato.
                Partiremos con una pareja que se halla en el interior de una habitación con vistas al mar. Si el encuentro es programado simplemente para utilizar el sitio incómodo, el juego puede llegar desde antes, extendiéndolo a otro “sitio” que posiblemente no guardaban en mente. Esto ampliaría las posibilidades en la relación, y la imaginación se pondría a prueba. Si el encuentro surge producto de una estancia prolongada, o es nuestra vivienda habitual (esto es en el caso de parejas que conviven), sería un buen pretexto para renovar el mobiliario de las pasiones, y escapar de las relaciones  monótonas y esperadas por ambos.

        Ejemplo de una pareja que se cita en un sitio incómodo:

                ¿De qué forma nos dirigimos a nuestra pareja si es una sorpresa? (este es el ejemplo en que los dos son consciente del encuentro, pero solamente uno, tiene en mente “la ventana al exterior”)
__ ¡¡Hoy vamos a follar, chingar, yacer, templar, liarnos, hacer el amor, empatarnos, aparearnos, acoplarnos, enredarnos, etc., etc., etc.........en la VENTANA!!
                ¡¡NO!! ¡Toda la comunicación debe llegar a través del olfato! Hay que lograr que las hormonas choquen entre ellas y sus olores se disparen hasta escapar por los poros; por supuesto, debe haber una predisposición olfativa y corporal de ambas partes.
                La persona que tiene en mente la ventana, lo primero que hará es, abrirla de par en par, y así el aroma del mar penetrará en la habitación. Es el mejor pretexto para sugerir un acercamiento a dicha ventana. Una vez allí, comenzamos a respirar despacio y profundamente, sintiendo que en cada una de las inhalaciones, poseemos el universo. Con esta táctica comenzará una deliciosa y sensorial excitación. Todo nuestro ser tomará una dimensión mayor. La persona que no sabe de la “ventana al exterior” conectará al instante, dejará de ser objeto pasivo, para ser objeto receptivo; y entre los dos, se formará un puente único de fluidos olfativos.

Continuará.................................


¿CÓMO HACER EL AMOR EN UN SITIO INCÓMODO?



                                                     (Capítulo VII)

 EL OLFATO (su práctica)

                 El sitio incómodo puede estar dispuesto de ante mano por las partes implicadas, es decir cada uno es conocedor del aroma que destila el lugar (lo mismo en sitios internos como en externos), y al mismo tiempo aportando el propio. De esta forma llevaremos un recuerdo aromático que utilizaremos para comenzar la excitación desde antes. Se puede llegar a este espacio por separado o a la vez, este detalle no es importante, cada uno lleva consigo sus armas secretas.
                 Cuando el encuentro es por vez primera hay que ir con pies ligeros. Todo terreno que se explora sin ningún conocimiento anterior puede ser en todos los sentidos apasionado, pero muchas veces llega cargado de sorpresas para las cuales no estábamos preparados. Las relaciones íntimas se van madurando con la entrega continua, hasta llegar a formar una maquinaria bien engrasada que funciona a la perfección; pero un encuentro sorpresa, tiene sus encantos si tenemos buen olfato. Lo uno o lo otro, lo importante es entregarnos sin límites. Recuerden que me estoy refiriendo en todo momento a un “sitio incómodo”, y a la utilización de todos los “sentidos”. Fornicar por fornicar es un instinto animal que no necesita preparación, solamente simples impulsos.
                 Antes que los cuerpos queden liberados de las vestimentas, hay que desnudarlos con el olfato. Como el sitio incómodo nos marca la primera pauta, el sentido del olfato debe trabajar en armonía con este lugar. Hay que decir que este encuentro debe ser de mutuo acuerdo, y si no lo fuese, una de las partes debe tener alguna noción de los gustos olfativos de su amada o amado. De todas formas si es la primera vez, no se debe dejar los cabos sueltos a la improvisación. La liberación absoluta, solamente trae consigo el caos.
                 Antes de continuar, los ejemplos, referencias y experiencias están abiertos a las posibilidades de cada persona, cada uno de nosotros somos un mundo, y nada está establecido, las reglas están para ser saltadas o cambiadas. La experiencia íntima se vive desde nuestro cuerpo, y el género y cantidad de participantes en cada encuentro es una decisión de cada uno de los implicados y de nadie más. Las ataduras de cualquier índole las dejamos estrictamente para la política y las doctrinas. No han pensado que el idioma, las razas, los principios morales, las creencias establecidas, saltan en pedazos y no son tomadas en cuenta cuando el deseo y la pasión hacen de las suyas. Nos comunicamos por la piel, cuando nos llega el sexo mezclado con el viento cálido y agradable, cuando los ojos quieren ver mucho más que la carne, y cuando escuchamos la palabra libertad; porque sabemos, que nuestro cuerpo, es el único sitio dónde el poder no puede penetrar.
                 *Hablaremos del ejemplo número 1 del capítulo III (sitios incómodos corporales), respecto al olfato.


Continuará.................................

¿CÓMO HACER EL AMOR EN UN SITIO INCÓMODO?



                                                         (Capítulo VI)


El olfato.
                 Si por los oídos escuchamos a la piel, gracias al olfato somos capaces de entramos por cada curvatura, por cada rincón abrupto, por cada zona húmeda, o cada nuevo despertar si nos sorprende el amanecer. El olfato es transcendental, y en la mayoría de los casos es utilizado primitivamente, estrictamente para aceptar o rechazar en el primer contacto que se tiene. El olfato es algo más que apreciar los aromas naturales o artificiales a los que se recurren para engatusar a la persona amada. Hay que embriagarse con la piel en una sola inhalación, la nuestra y la de los demás. El recuerdo de un aroma, nos marca para toda la vida y llega a ser premonitorio.
                 Lo especial de este sentido, es que lo podemos educar en cada relación para que sea más eficiente, y sacarle el mayor partido posible. El tema de los olores es muy amplio y variado. No todos los olfatos poseen la sensibilidad necesaria para distinguir y delimitar un aroma de otro. Aquí juega un factor sumamente importante el patrón establecido por la sociedad de cuales son agradables y cuáles no, de cuales debemos rechazar y cuales aceptar. Lo peor es no abrir las fosas nasales para sentir cada espacio del cuerpo del contrario. No importa la hora del día. Los amantes que deciden entregarse el uno al otro en un sitio incómodo después de atravesar media ciudad, y exponer el cuerpo a cada uno de los elementos externos e internos, llegan al encuentro con una historia en la piel que debe ser examinada por nuestra nariz. Este historial son los olores del día, que no siempre son los mismos, pero que hay que saber absorber.
                  Esta práctica se puede realizar si la entrega es total. Tener relaciones sexuales las tienen todos los seres vivos, pero hacer el amor en un sitio incómodo y con todos los sentidos al máximo es otro tema. Es otro tema por muchas razones, y la más importante, hacerlo con una persona especial, sin trabas ni limitaciones, con la entrega del cuerpo y el alma, sin pedir nada, solamente una entrega honesta, con los tabúes al rincón del olvido. Si ambos se funden en este concepto los esquemas establecidos saltarían a los cuatro vientos, y no solamente sentiríamos el aroma del contrario, también, el espacio que nos rodea con cada uno de los elementos que lo componen. La piel es un buen conductor de fragancias y esencias. La piel sobre la madera es especial, sobre una madera que espera con los poros abiertos olores y sudores para entremezclaros con su sabia potente y su textura exquisita o áspera. Hacemos el amor con todo, el entorno, la persona amada, los sentidos, y si queremos con el aíre y la lluvia. A nuestro propio cuerpo también le hacemos el  amor, naturalmente, si él está dispuesto a dejarse.
                 En el próximo capítulo pondré un ejemplo práctico del olfato y sus andaduras. Recuerden que, abrir la mente nos hace especial.

Continuará......................................


viernes, 3 de enero de 2014

¿CÓMO HACER EL AMOR EN UN SITIO INCÓMODO?




                                                   (Capítulo V)


                 A mayor incomodidad, mayor será el placer que podremos alcanzar. ¡No lo olvidéis nunca!
                 En este juego de la incomodidad, los sentidos brindan un papel fundamental. El oído, el olfato, el tacto, el paladar (o gusto), y la visión deben ser utilizados de forma consciente. No importa el orden de los mismos al ponerlos en funcionamiento o si utilizamos uno o dos, o los cincos a la vez, pero siempre dándole a cada uno su importancia y sabiendo sus limitaciones y su potencial. En la vida cotidiana la mayoría de las veces (por no decir siempre), respiramos automáticamente. El aíre entra por la nariz, llena los pulmones, lo expulsamos, y se vuelve a repetir continuamente esta acción sin ser consciente de este hecho. Y es lo que pasa cuando hacemos el amor con la mayoría de los sentidos.
                 Al practicar el sexo, alguno de los sentidos van a su aire, los utilizamos de forma intuitiva. ¿Qué pasaría cuando practicamos sexo en un sitio incómodo? ¡La maquinaria corporal nos dominaría! ¡El sexo debe ser algo más que respirar de forma automática!
                 Seguramente se dirán que siempre utilizan los cinco sentidos en sus prácticas amatorias, y es verdad; pero no hay que mirar, sino ver.
                 Los olores de la piel de nuestra pareja deben entrar por la nariz hasta llenar completamente los pulmones y retenerlos en la memoria. Estos olores pueden o no ser naturales, cada piel desprende un aroma muy particular y personal.
                 Tocar con todo el cuerpo, y no solamente con las manos.    
                Degustar el cuerpo de la persona deseada y escuchar el sonido de su piel al dilatarse de placer es tener la gloria ante nosotros.
                 Si utilizamos en cada momento cualquiera de los sentidos en todo su potencial es válido, porque los demás de una forma u otra complementan, están de apoyo. Pero al mismo tiempo los podemos entrenar para ser multifuncional.
Ejemplo: podemos ver con las manos, o sentir con la mirada. Lo importante es que todos se mezclen entre ellos.
                 Posiblemente tengamos más habilidad en un sentido que en otro, y esto es positivo. Todo radica en sacar el máximo rendimiento al potencial que llevamos oculto y no sabemos o no llegamos a explotar.
El oído:
“Primeramente hay que seleccionar el sitio incómodo, cuando lo tengamos hay que escuchar al espacio. Si es en el exterior cada uno de los sonidos por separado nos contará una historia bien diferente. ¡Desde el viento hasta el rugir de un coche que se acerca o se aleja pueden ser nuestros aliados! La naturaleza de por sí nos ofrece de forma voluntaria o involuntaria una amplia gama de sonidos para los sentidos.”
“Si es un sitio cerrado, escucharemos las paredes, el suelo, cada uno de los elementos del lugar, la línea del movimiento que deja en el espacio la persona deseada al moverse. Su respiración y la música de las articulaciones y los músculos. ¡Son sonidos, que si los sabemos utilizar en complicidad pueden aportar mucho en la excitación! ¡Todo es válido, los límites están en nuestra mente!”
                 La excitación a través del sonido debe comenzar primeramente desde el interior. En la mente comienza el juego del amor. Después dejaremos que la pasión llegue a cada una de las terminaciones nerviosas de nuestra piel hasta que los poros se expandan de frenesí. Nuevamente les digo, que el límite está en la mente de cada uno de nosotros, lo demás es simple especulación.
                 Cuando los cuerpos están dispuestos, y cada uno escuchando al otro, comienzan los sonidos carnales. Las cuerdas vocales tienen un cómplice de mucho valor, la boca, llegando a formar un binomio excepcional. Cada gemido penetra en nosotros hasta dejarnos sin aliento. Es el momento para desnudar el cuerpo y el alma. Escuchar a la persona deseada cuando nos provoca una felación hace que el placer sea doble. En este juego hay que dar y recibir.
                 Succionar con empeño un pezón, lamer hasta el infinito la areola en toda su extensión a la vez que la respiración se entrecorta y las palabras brotan contra la piel del ser amado, es de por sí un orgasmo musical. Sentir en la penetración el chapoteo de una zona bien lubricada deja nuestro sexo desamparado,  indefenso pero satisfecho. Los cuerpos sudados componen la sinfonía más perfecta en este ritual.
                 Y así, de esta forma, el mejor plato para degustar es el cuerpo estimulado que tenemos a nuestro lado.
                 Si amásemos el silencio en la calma del sitio incómodo, el sentido del oído escuchará la nada.