martes, 28 de enero de 2014

¿CÓMO HACER EL AMOR EN UN SITIO INCÓMODO?



(Capítulo XII)

                                                    El OLFATO

                La ventana sostenía a ambos cuerpos. Del exterior el viento trajo todos los aromas perdidos que fueron a parar en cada uno de los poros de nuestra pareja. La piel en este instante solamente se dejó intervenir y los olores penetraron en cada una de las partes sensibles del joven, que por petición de su amada se mezclaron en un sólo.
                 Él pensó en miles de historias que surcaron su mente, y se dijo ha sí mismo, que debía seguir tomando la iniciativa, y olfatear sus sitios más púdicos. Siguió con su aliento firme, y apoyando las rodillas en el suelo tomó a la joven por la cintura y la depositó frente a él, sobre el cerco de la ventana. Con las manos en las rodillas de ella la invitó a que sus piernas se fueran separando sutilmente para penetrar en el espacio que tanto deseaba, la flamante y extendida vagina que esperaba cualquier cosa que llegase de su amado. Unos labios lozanos que con cada inhalación del joven se relajaban y se contraían. Dejó simplemente la nariz apoyada en el clítoris de la chica y sus sueños se hicieron realidad. El descanso eterno, fue lo que experimentó el joven cuando su cabeza descansó entre las piernas de la afiebrada joven.
                 Ella llenó sus pulmones con el aire que entraba por la ventana, y él lo recibió con mucho gusto desde su posición. La cara se bañó de humedad y la joven se aferró con las dos manos al cabello del chico, y trajo hacia sí su cabeza con la intención de que se tragase todo su ser. La besó, la degustó paso a paso, y su lengua comenzó el viaje por todo el borde de sus entrepiernas. Con su lengua fue peinando cada vello púbico de la joven, hasta dejar al descubierto el centro de su vagina, y mostrar cada uno de los pliegues voluptuosos y armónicos. Y la luz se hizo en el rostro de la chica. En la punta del pene del joven, asomó una gota de esperma impaciente que se deslizó descuidadamente hasta impactar contra el suelo. Llegó y se detuvo, no quiso continuar por precaución, y en calma respiró hondamente.
                 Su nariz continuó por el trabajado monte de venus hasta caer en el pozo de la vida. Llegó al ombligo, y su saliva abasteció este desconocido rincón con cálidas humedades. Ella quería más, mucho más, que la tomase fuertemente con sus manos y no la dejase nunca. La piel de los senos de tanta sensibilidad cambió de matiz, y fue otra. Él la besaba, la sentía nuevamente, la respiraba, la olía, la dominó desde su abdomen. La tomó por la cintura y pensó retenerla con sus manos por siempre. Fue entonces cuando sintió sobre su cabeza un agradable peso, y continuó hasta meter la nariz en los pechos desbordados de lujuria y placer. Se miraron, y a la vez cerraron los ojos, y cada uno sintió a su amado desde su interior.

De esta forma directa y personalizada, el ejemplo de “cómo hacer el amor en un sitio incómodo” (en la ventana-olfato), propicia mejor la comunicación.
                 La narración real, con personajes verídicos, facilita el mensaje para el lector.


¿CÓMO HACER EL AMOR EN UN SITIO INCÓMODO?


   
 (CAPÍTULO XI)
                                   

                                                EL OLFATO

                Podemos comenzar por aspirar la piel de nuestra amada o amado de un solo golpe, hasta esnifarnos su deseo y su aliento.
                 El pene está tenso y la vagina extendida como flor en primavera esperando la polinización. La experiencia del hombre cuando la sangre se concentra en su miembro es indescriptible. Es la fuerza de un caballo desbocado que no admite órdenes, pero es preciso que la amazona intente dominarle, sino el brioso corcel terminará antes de tiempo la carrera. La vagina de la joven se torna rosada, en algunas pieles con un tono más o menos concentrado, pero aun así en todos los casos su color varía extraordinaria para bien. Los labios externos duplican su grosor creando una hermosa imagen que contrasta con el pubis de líneas amplias. Estos labios apetitosos rodean los otros labios hasta el clítoris, creando una extraordinaria concha donde se concentra el universo apasionante y tentador. Si somos buenos observadores, el dibujo que forma la vagina en su totalidad es un entrañable laberinto que siempre conduce a la perdición de los sentidos, de la voluntad, y de la consciencia más racional.
                 El joven antes de penetrar la enigmática concha, primero debe sentir la esencia de su pareja desde los hombros, porque la piel nos guiará con su poder conductor por la delicada y esbelta espalda de ella. Hay que abordar por detrás, con la nariz apoyada en cada uno de los poros que esperan ser invadidos sin más retraso. El joven inspirará todos los olores concentrados por la espera, y la joven, sentirá el aliento cálido e intenso en su espalda, y no le quedará más remedio que vibrar.
                 Posiblemente los dos olvidaron por un momento que el mar está cerca, y sin llegar a ponerse de acuerdo, decidirán, que el mundo no existe, que es una fantasía, que solamente la brisa y el salitre envuelven sus cuerpos con calidez. --¡Siento en mis labios la historia de tu piel!-- Le dijo el joven a su amada sin pensarlo, y pasó su lengua húmeda en zigzag desde los hombros hasta el nacimiento de su poderoso culo. La joven cerró los ojos cuando sintió un ser vivo, enérgico entre las aberturas de sus nalgas, y pidió con todas las fuerzas de su existencia, que continuase lentamente por el mismo camino hasta llegar a su ano; pero el joven, no estaba dispuesto a perder la cabeza tan pronto, y sosteniéndola por las caderas se puso en pie. Su pene por descuido encalló en la hendidura de su trasero. ¡A los dos le llegó la imagen del mar, cuando los barcos pretenden continuar con su rumbo, y las olas traicioneras se lo impiden para que acaben en las profundidades del océano!
                 Ella se abrió en todos los sentidos frente a la ventana, y sus senos al viento quisieron escapar al vacío, pero el joven se aferró a sus caderas, y esperó que la gravedad trajese a sus manos los redondos pechos que tanto deseaba. Entre su dedo índice y pulgar, de la mano derecha, afloró un dilatado pezón, y entre los cinco dedos de su mano izquierda, una amplia areola con matices irregulares. La joven apoyó su cuerpo en los brazos de su amado, y el joven la disfrutó con la ventana abierta de par en par.
                 --¡Dame más!-- Le dijo ella, y él dobló las rodillas, y su falo fue recorriendo las blancas nalgas que dejaban ver las marcas de una desterrada tanga que esperaba sobre la arena que en algún momento la recogiesen; pero en este instante sería algo así como misión imposible. Ella levantó los brazos, y junto con ellos sus frondosos pechos guiados por él, y se apoyaron en el marco de la ventana para que ningún viento poderoso los alejase de su objetivo. ¡Abrieron las ventanas, pero de la nariz, y todos los pecados entraron con permiso de los dos!

¿CÓMO HACER EL AMOR EN UN SITIO INCÓMODO?


                                                  (Capítulo X)


“EL OLFATO

                Después de sentir la fuerza de los olores y hacer de la espera una virtud, comenzaremos por desnudar el cuerpo. La forma o manera en que iremos renunciando a las vestimentas es sumamente importante. Desde tiempos inmemoriales la humanidad hizo del vestuario un arte, creando estilos y tendencias a lo largo de los siglos. El vestir sin saberlo sentó las bases para provocar los sentidos en las relaciones íntimas. El desnudarse se convirtió en un arte complejo y esperanzador. Dejar las carnes al descubierto requiere mucha habilidad y un tanto de sensualidad.
                Quisiera dejar esta acción de desnudarnos a la sensibilidad de cada uno de vosotros. Recuerden que las prisas no son buenas para nada, y que cada cosa lleva su tiempo y proceso. Debemos sacar partido al instante, y experimentar con nuestra pareja cualquier propuesta aunque parezca una locura a primera vista. La práctica continua y renovadora nos lleva al exquisito espacio del virtuosismo. En todo, pero en todo, debemos entregarnos de lleno, como si en ello nos jugásemos la vida. En ningún momento las ropas deben ser un contratiempo. Si comprendemos su lenguaje podremos incorporarlo al instante justo de la relación íntima con la pareja, las vestimentas serán un aliado al que le podremos sacar un buen partido. Desde que en la mente nos formamos las líneas corporales de nuestra amada o amado, hasta comprobar con nuestros ojos, o en este caso el olfato, la realidad de los armónicos contornos de la anatomía deseada, hay un período que se puede alargar antes de llegar a la antesala de los juegos preliminares. Aunque parezca todo lo contrario, no podemos actuar forzados o mecánicamente, las energías como el deseo deben fluir de forma espontánea hasta el último minuto.
                 En este ejemplo en el que el joven (chico, hombre, etc.) toma la iniciativa, como en el ejemplo contrario, la chica, la mente juega un papel en ciertos momentos “traicionadora”. La lujuria se apodera de las terminaciones nerviosas y actúa como un desencadenante egocéntrico y egoísta. A estas alturas el hombre si está bien entrenado y en forma, su pene estará tan duro y tenso que la piel se le hace escasa para su morfología. Esta potencia y apetito desenfrenado debe ser utilizado con la idea de complacer a la persona que tenemos enfrente.
                 Primeramente hay que volcar las energías para que la pareja nos sublime, porque la atracción olfativa desde mucho antes entró en juego con todo lo que comentamos en un principio. Después en la recta final, el orgasmo será nuestro momento “culminatorio”, pero no final. En mi mente y en mi actuación debe existir que mi chica (o chico) se excite tanto que, los poros se dilaten, los bellos se templen, la vagina se humedezca a gusto y que el simple roce de las piernas produzca un chasquido provocador. En resumen, que todos los orificios pensables y penetrables, se orienten al objeto del deseo. Vuelvo a insistir, la entrega total y con todas las consecuencias, transforma los sentidos en superdotados. ¡Cada uno de ellos, desarrollará una habilidad que los hará especiales! 


¿CÓMO HACER EL AMOR EN UN SITIO INCÓMODO?




(Capítulo IX)

                                               “EL OLFATO “

                Hemos respirado profundamente y estamos frente a la ventana. Nuestra pareja sentirá una sensación diferente, que algo está sucediendo, pero en todo caso seguramente será un sentimiento agradable. ¡Recuerden que la palabra hablada está prohibida en este tipo de ejemplo! ¡Hablaremos sin necesidad de utilizar verbos y metáforas! Desde este momento, los sentidos se pondrán en alerta y establecerán inconscientemente un contacto coordinado entre ellos. Nuestro ejemplo frente a la ventana es la mejor vía para invitar a nuestra pareja a tomar y sentir el aire plenamente, como lo haríamos en cualquier otra ocasión.
                 Posiblemente intentará hablar, y saber hasta dónde llegará esta situación, pero se lo impediremos con un gesto de, no te impacientes, que lo mejor está por llegar. Pondremos nuestro dedo índice sobre sus labios, con delicadeza, pero seguros o seguras de nuestros actos, y ciertamente su boca vacilará, entrará en la duda de besar, absorber, sentir, o apartar hasta otras zonas de su cuerpo el dedo provocador que le ha despejado sus dudas y abierto cada uno de los sentidos. Una negación con la cabeza, una complicidad con la mirada, o una completa inhalación sobre la base de su cuello, valdrá, para olvidar por un instante la palabra y entregarnos simplemente al espacio que nos invita a pecar.
                El olfato actuará de lleno como un sentimiento reminiscente y todo será diferente, entraremos en otra dimensión más allá de la acción de comparar olores y aromas. ¡Esto únicamente se logra con una entrega sin límites ni condiciones!
                Todo lo demás está controlado y nos encontramos ante la ventana. ¿Qué podemos hacer después?