UNO.
¿Recuerdan la primera vez que fueron rechazados en una relación
sentimental? ¡Seguramente no lo han olvidado! ¡Nunca se olvida! Para muchos es
un capítulo pasado pero que está siempre presente. ¡La adolescencia! Una etapa
hermosa pero convulsa. En esas edades pensamos que todo lo que hacemos va por
el buen camino, y que nunca cometemos errores. Este es el primer error de la
adolescencia, pensar que somos perfectos. ¡Muchos posiblemente no lo pensamos,
pero actuamos en este sentido!
En las relaciones amorosas yo
fui con cuidado, posiblemente por conocer que podíamos recibir un “no” por
respuesta a nuestras peticiones. El simple hecho de decidirnos a confesar
nuestros sentimientos a otra persona, lleva un proceso largo, que en la
adolescencia puede abarcar varios años. ¡En una ocasión estuve pensándomelo dos
veranos, y al final cuando me decidí, la chica había comenzado una relación! ¡Simplemente
perdí mucho tiempo! El tiempo que necesitaba para no fallar.
En realidad no fui rechazado,
perdí mi oportunidad. Desde entonces, cuando pensaba que estaba enamorado,
buscaba un acercamiento a la chica para no fracasar. ¡Cuando le preguntaba si
quería ser mi novia, sabía de antemano la respuesta, un “si”, porque antes
descubría en los ojos sus sentimientos! No todos mis amigos actuaban de la misma
forma. La mayoría erraban, algunos acertaban como yo, y otros, como mi amigo
Vicente, se empotraba de una forma estruendosa contra la pared del "no".
¿Dónde va Vicente? ¡Dónde va la
gente! Era lo que le decíamos cuando lo veíamos aparecer con su camiseta negra ceñida
al cuerpo. ¡Era la camiseta para volver locas a las chicas! Eran las palabras
de Vicente. Lo bueno que tenía Vicente, que no se deprimía ante un rechazo. La
mayoría de las veces se esperaba la fiesta de los sábados para ligar, la forma segura
para producir el encuentro.
La música lenta, para tomar a
la chica y bailar muy juntos. ¡No importa quién cantaba o el grupo del momento!
Lo importante, que la tenemos en nuestros brazos. Vicente la tomaba por la
cintura con ambas manos, intentando deslizar sus dedos hasta el nacimiento de las
nalgas. Pegaba todo su cuerpo como una lapa a la joven. ¡No siempre daba
resultado, pero cuando la chica no ponía impedimentos, Vicente se decía que la mitad
del camino estaba andado! ¡Un error! Con todo el acercamiento era rechazado
después de terminar la melodía. ¿Por qué? Vicente no se rompía mucho la cabeza en encontrar la respuesta,
buscaba otra candidata para sus redes.
Continuará..........................
Continuará..........................