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Después de muchas semanas he
sentido por vez primera que si rompo el celibato estoy atentando contra mi persona.
¡He llegado hasta aquí a base de constancia y creo que no es el momento de abandonar!
Lo que mi cuerpo siente en este momento es una satisfacción plena porque estoy
haciendo algo que hasta ahora no me había propuesto. Les quiero decir que cada
día de celibato es netamente un logro. Me siento en alguna medida un héroe que
minuto a minuto vence una batalla. Es como si mi cuerpo demandase trasladarlo
hasta límites extremos. ¡Un corredor de fondo sería el ejemplo ciertamente
cercano! La distancia es interminable, pero a medida que avanzo cada órgano se dilata,
se engrasa, y se expone placenteramente al lejano término.
La etapa de sentir en cada espacio del día a
las innumerables tentaciones revoloteando a mí alrededor ha pasado, ahora estoy
en un nivel superior en el cual necesito más. ¡Continuar para demostrarme a mí
mismo de que puedo y de que soy dueño absoluto de la situación, y de que nada
ni nadie podrán desviarme de mi objetivo! Estoy en disposición de flagelar por
tiempo indefinido el cuerpo; naturalmente mientras esta elección no sea un
lamento para el espíritu. Probaré intencionadamente excitarme pasivamente sin
llegar al desenlace. ¡Una especie de sexo tántrico solamente en el concepto,
donde el final no sea una pérdida de energía por el conducto eyaculador y sí
una purificación de las inquietudes!
En esta etapa voy a
experimentar nuevas sensaciones que hasta ahora no estaban en mi pensamiento.
Haré un cambio íntegro respecto a mi cuerpo. Creo que con esta investigación
seré más consecuente con la materia que me soporta desde hace más de varias
décadas. Intentaré disfrutar de un espacio de tiempo, de una imagen, de un
roce, de una palabra, una caricia intencionada o efímera que llegue a través de
mis impulsos o un tercero; pero siempre manteniéndome célibe en todo momento.
En este nivel seré yo el que parta en busca de sensaciones comprometedoras y de
disfrutes intermitentes. ¡Nunca practicaré sexo de la manera tradicional porque
sería desvirtuarlo todo y no sería el objetivo trazado! ¡Tampoco lo haré de ninguna
otra manera aleatoria! ¡Y mucho menos con mi persona! ¡No!
Lo que intenso es conducir la situación
personalmente hasta alcanzar fronteras insospechadas dentro de mí comportamiento.
He decidido que seré célibe por el tiempo que me proponga, pero no seré un
célibe pasivo. Formaré parte de este hábitat con todas las tentaciones y consecuencias
para lograr al menos mis objetivos. Si me llega una tentación de forma
explícita la conduciré hasta mi terreno y haré de ella un elemento reparador de
mis intenciones pulcras. No desecharé nada, absolutamente nada que me pudiese valer
para continuar con mi propósito. Todo esto naturalmente siendo fiel desde mi
interior para que los pensamientos voluptuosos se queden en simples ejercicios
matemáticos.
Comenzaré por salir a la calle. Cada
acción de la naturaleza sobre mi cuerpo será un motivo para tener en cuenta.
Nada dejaré a la improvisación. El viento, la luz, el rugir de la ciudad, los
olores que se escapan de rincones insospechados, los transeúntes, el mobiliario
urbano, los elementos fijos y móviles del entorno; todo lo que me encuentre,
siente o experimente al caminar. ¡En esta etapa la ciudad será mi refugio para
mantenerme célibe hasta renunciar o continuar hacia otro nivel superior!
Continuará............................
fOTOS: ara.