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¿Puedo decir que
hoy me siento solo? Posiblemente sea evidente esta duda. Cada día recibimos
queriendo y sin quererlo, una acción o respuesta a cada movimiento que hacemos
en nuestra vida. ¡Hoy digo que me siento solo! ¡Es real aunque este acompañado!
Esta soledad me llega porque no soy comprendido y mis actos son tomados de
forma incoherente. El hecho de no poder lograr la comunicación ante mis
semejantes o seres queridos, nos provoca una insatisfacción permanente que nos
conduce al ostracismo.
Hace algunas
horas mi punto de vista no fue comprendido. Por más que se expliquen los
motivos de una decisión familiar, o de otra naturaleza, la incomunicación se
interpone en el diálogo. Si nuestro interlocutor se aferra a su razonamiento,
nada nos queda por hacer. Muchas veces he llegado ha pensar que no soy lo
suficientemente justo o expresivo para llegar a un acuerdo mutuo; entonces es
cuando me pierdo en mi soledad y no se que paso dar.
La simple palabra no conlleva a una
comunicación. Es necesario tener conciencia de colectivo. Escuchar sobre todo
propicia el encuentro hacia el diálogo aunque pensemos que la razón es nuestra.
¡Dar el brazo a torcer nos cuesta, pero debemos hacerlo! Es necesario apartar
los elementos discordantes de nuestro alrededor para que la soledad no penetre
en profundidad en nuestra conciencia. ¡Si la soledad llega a nuestros oídos
estamos perdidos! Es casi imposible lograr deshacernos de los criterios que
fueron machacados días tras días hasta trasformarse en mitos.
¿Un consejo?
¡Abrirnos hacia dentro! ¡La soledad no llega, la soledad convive con nosotros!
Continuará......................
Fotos: Ara y Mandy.