viernes, 2 de noviembre de 2012

¡VICENTE Y LA ADOLESCENCIA!




DIECIOCHO.
                
                 …………¡Unos ínfimos segundos fueron suficientes para que cada uno viajara en el tiempo!...........
                  Antes de este encuentro, antes de la fiesta, y antes de que Dolores irrumpiera en su vida, el mundo era pequeño para nuestro amigo. Todos nosotros conocemos a Vicente antes de comenzar a caminar. Nacimos y nos criamos en el barrio. Y como nacimos y nos criamos en el barrio, cada uno de nosotros sabe de las nostalgias y las intimidades del  otro. Nuestra infancia para nada fue fácil. Crecimos en una barriada pobre, por no decir marginal. En una especie de entorno cerrado donde las calles son de tierra, y por los bordes del camino las aguas vecinales bañan el entorno cuesta abajo hasta perderse por la quebrada. ¡El distrito se llama “salsipuedes”, y su nombre es una muestra del poder que llega a poseer la palabra!
                 Vicente, como nosotros, nos alimentamos de un código ético que debíamos respetar a todas horas. Vimos a muchos amigos caer en sus estatutos y perderse por siempre en la incertidumbre de su contenido. ¡Estabas con el barrio o quedabas fuera de él! No había otra posibilidad. Por extraños designios coincidimos una noche en una de sus esquinas. Éramos niños, pero la melodía de una guitarra y el percutir sobre unos cajones nos condujeron hacia el recodo salvador. Esa noche nos hicimos amigos, y soñamos con la música. Al parecer dentro de nosotros el poder de los sonidos nos despertó la conciencia.
                 ¡Fue la música, la bienhechora de nuestras almas! La siguiente noche fantaseamos con la posibilidad de formar un grupo musical y romper con la maldición que entrañaba la palabra “salsipuedes”. Fuimos conscientes que los sueños se pueden quedar en el camino y deslizarse con las sucias aguas de nuestro hermético barrio; pero de cualquier manera decidimos intentarlo. El tiempo pasó y fuimos creciendo con la esperanza de estudiar música de manera académica y no por nuestra cuenta. Con los años supimos de la existencia de un conservatorio musical a unos veinte kilómetros de nuestras casas y nos pusimos en marcha. Habíamos terminado los estudios secundarios y la situación de nuestros padres, como las del barrio completo era complicada desde cualquier punto en que se mirase. Las dos únicas posibilidades de un natural de “salsipuedes” son los variados negocios (el trapicheo ilegal), o la marginación total. ¡Nosotros sin saber porque, apostamos por la música! ¡No sé los demás, pero yo estoy completamente seguro que algo más que el destino tocó en nuestras puertas esa referida noche! ¿Habrá sido la magia de las notas?
                 Pasamos una prueba de actitud y la franqueamos. Lo único desfavorable fue el horario. Las clases serían de noche, porque nuestra edad cruzaba la adolescencia y la escuela durante el día formaba desde la infancia a los futuros músicos. Con nuestros escasos años éramos muy viejos para comenzar. Nos dieron la posibilidad de estudiar junto a los trabajadores que buscaban un perfeccionamiento o un conocimiento extra en el horario nocturno. ¡A una sola voz dijimos que sí! ¡La de Vicente fue la más potente, por algo es el cantante del grupo!
         

Continuará....................................................  
DISEÑO GRÁFICO: ARA Y MANDY.