martes, 29 de enero de 2013

"LOS ENCANTOS OCULTOS"




                                                          -- SEIS --
                 Valentín había metido la mayor “pata” de su vida. Su declaración de amor estaba en manos de otra persona, y con toda probabilidad la primera persona que tomó el documento seguramente fue María, la secretaria de su jefe, que es la única después de Evelyn, que entraría en el cuartillo de la fotocopiadora. Sus íntimas palabras en estos instantes serán la mofa de la oficina. De esta secretaria no se puede decir que la discreción sea su mejor cualidad, ni mucho menos. La señorita María cada día ventea cualquier comentario interno o externo y lo transforma milagrosamente en rumor hasta convertirlo en una sentencia absoluta. Naturalmente en estos corrosivos comentarios no entra ni uno solo referido a su persona, porque ella se toma las molestias de que no sea así.
                 Nuestro amigo temblaba nada más pensar que sería el hazmerreír de la empresa por toda la extensa jornada y mucho más. María extendería el chisme con su prolongada imaginación el tiempo justo y necesario. Sabía que muy pronto, nada más comenzar la jornada laboral tendría un desfile de compañeros por toda la oficina para contemplar su tonta cara de enamoramiento que espera con ansias un “sí, te quiero Valentín”. Él sabía que directamente no le expondrían sus comentarios, pero los corrillos se reproducirían por cada uno de los pisos de la empresa hasta convertirse en la noticia de la semana, que digo de la semana, de lo que resta de año y parte del próximo, porque la historia de amor no ha hecho más que comenzar. Con toda seguridad estos comentarios llegarían al departamento de relaciones públicas y márquetin. ¡Sin duda caería directamente al pozo de las lamentaciones!
                 Cuando su jefe se enterase pondría el grito en el cielo. Porque con toda seguridad María para continuar con su plan le entregaría a mi jefe la declaración de amor después de haberla leído parar fomentar el rumor, y porque los documentos que se tenían que fotocopiar terminaban su recorrido en la oficina de mi jefe. Por simple lógica la declaración de amor la puso en la papelera de la fotocopiadora el interesado, que no era otro que Valentín porque pertenecía a la oficina de nuestro amigo, y la destinataria no sería otra que Evelyn, la atractiva joven que está bajo las órdenes de nuestro amigo el suspirador. María sabía que no existiría confusión posible respecto a la persona que debía recibir la declaración de amor; las babas de Valentín se habían dispersado por toda la empresa al contemplar a la hermosa Evelyn. ¡Valentín se moría por los huesos de la novata!
                 Nuestro amigo estaba más blanco que los dichosos folios que descansan en la maldita fotocopiadora. Cómo le puede decir a su jefe mirándole a los ojos que lo siente, que está arrepentido de lo que ha hecho, que es un hombre intachable y que no volverá a suceder. Siempre su jefe había confiado en él porque nuestro amigo se dedicaba íntegramente a trabajar, que era lo que se valoraba en la empresa. Por estas razones y su intachable curriculum Valentín fue asignado para instruir a Evelyn. Su jefe que es  hombre honorable e íntegro sin duda tomará medidas. ¡Estaba seguro que esto le traería graves problemas!
                 La mañana transcurrió con despótica normalidad. ¿Qué estaba pasando en la empresa? María no se presentó en su oficina para dejar constancia de que conocía su declaración de amor hacia la novata. Tampoco ninguno de sus compañeros desfiló en la mañana por su oficina. ¡Nada! ¡El silencio daba miedo! Por un momento nuestro amigo pensó que alguna persona de otro departamento, inclusive superior, tomó la documentación por error; pero no, es improbable porque en la empresa el trabajo está bien distribuido y cada sección hace nada más que su labor. Decidió que había ocupado mucho tiempo en pensar en conjeturas y era hora de ponerse a trabajar y olvidar el incidente que por suerte pasó desapercibido.
                 Unos minutos antes de la hora del almuerzo su teléfono sonó. ¡El jefe! Le dijo a nuestro amigo que se presentase inmediatamente en su oficina que debía hablar con él. ¡La tormenta se había desatado y nunca más saldría del pozo donde él mismo se metió!
  
Continuará…………….
Fotos: ARA.  
  

martes, 22 de enero de 2013

"LA MEJOR HORA PARA PROPORCIONARNOS UNA AUTO-SATISFACCIÓN"




(CAPÍTULO XXIII)
                           
                                 “LOS OBJETOS VOLUBLES”

                 En “El infierno” se desataron los paladares y los comensales se entregaron a la degustación y al entorno sin trabas ni límites. Desde la mañana en que Juan abrió su local algo había cambiado en el ambiente. Su receta fue el elemento detonador que desató los impulsos ocultos, pero desde que sus clientes irrumpieron por la puerta del infierno ya eran otros. En días normales se comportaban de una manera bien diferente cada uno de ellos. Hasta el mismo Juan notó un cambio en su persona en la madrugada en que elaboraba la bienaventurada receta que trajo el silencio y muchas cosas significativas a la comarca. Él achacó esta transformación en la convivencia a los variados y múltiples ingredientes que utilizó por primera vez en su receta.
                 Este suceso como les contaba ocurrió hace muchos años en un pueblo de la América Central cuyos habitantes no quieren hablar del hecho en concreto. Han pasado más de veinte años y algunos de los que se vieron involucrados en este suceso están muertos, pero los que se mantienen con vida se niegan hablar del pasado porque en lo fundamental lo que aconteció cambió la existencia del tranquilo pueblo. Lo que aconteció se mantuvo en secreto absoluto por parte de sus integrantes, pero como este día señalado la inmensa mayoría de la población se concentró en “El infierno”, el secreto estaba en boca de todos. En algún sentido lo que se evitó fue el comentario posterior en público, y el señalar a un culpable, porque en realidad no lo había.
                 Cada uno de los habituales que frecuentaba día a día el infierno llegó al mismo voluntariamente como siempre lo hacía, y los nuevos, los que se presentaron por sorpresa y provocaron las largas colas en el exterior del negocio de Juan, un tanto de lo mismo; no fueron guiados por nada ni por nadie al infierno.
                 No hubo una publicidad engañosa para atraer clientela, no eran fechas señaladas de fiestas y acontecimientos en el pueblo en que sus habitantes toman las calles para celebrar y consumir, tampoco sucedió un hecho en particular para que la gran mayoría estuviese dentro del infierno. Digo la gran mayoría para no caer en absolutismo baratos que no conducen a nada. Por la propia situación tan especial, por llamarla de alguna manera, que se produjo dentro del local de Juan, nunca se supo quien acudió y quien no porque las bocas se mantuvieron cerradas. Yo lo sé, porque desciendo directamente de uno de los que degustó esa mañana el extraordinario plato del querido Juan.
                      
                   
Continuará..........................
Fotos: ARA y Mandy.                      

miércoles, 16 de enero de 2013

"LA EXCITACIÓN"





PARTE 30.
                 La sopa se deslizaba por mi garganta no con la misma habilidad de los dedos interminables y desconocidos de los pies que invadieron mis profundas partes. Muchos, demasiados dedos entraron por la boca de mi short y por más que me empeñaba no  lograba un conteo certero. De un lado una variedad de dedos moldeaba mis testículos comprimidos contra la silla, y del otro lado, diferente tropa intentaba dominar mi falo que cabeceaba contra la tela del pantalón intentando de encontrar una salida.
                 Me llevé una cucharada a la boca al mismo tiempo que sentí la multitud de dedos que liberaban mi prepucio de su capa protectora. Toda la piel sobrante la escurrieron hasta el final. La que pudieron y mucho más. Experimenté una agradable sensación muy parecida al despertar, cuando nos despejamos la cara dándonos masajes en círculo con las manos. Fui en busca de la mirada de Flavia y comprendí que ella junto a Tatiana participaban activamente de esta extraordinaria confabulación, y me sentí realizado.
                 No sé la fórmula que llevaron a cabo para deslizar sus dedos por debajo de la mesa sin que los abuelos advirtiesen absolutamente nada. Un arte ancestral posiblemente pusieron en práctica las dos para que el silencio fuese total. Yo era el que debía estar en alerta. Por cada una de mis cienes dos goterones de sudores corrían en dirección a la mesa, y la sopa me parecía demasiado inoportuna en estos precisos instantes. Mantener el líquido dentro de la cuchara, sin que se derrame ni una gota hasta alcanzar la boca a la vez que te acarician tus partes candentes, es una habilidad que requiere mucho arte del cual yo no dispongo.
__ ¡Estas sudando! ¿Te sientes bien mi amor?
                 Las palabras de la abuela resonaron en el comedor en el preciso instante en que los dedos de Flavia y mi prima, se unieron para producir con su fricción el milagro del fuego. 

Continuará.............................
fOTO GRAFÍA: ara.

                

miércoles, 9 de enero de 2013

"VICENTE Y LA ADOLESCENCIA"






VEINTIDÓS.
                 Los amantes se entregaron a la complacencia que le producía un simple e inofensivo dedo acusador. Los ojos cerrados, los cuerpos laboriosos, y el estrecho túnel agradecido ante tan curioso visitante, levantaron la temperatura en la habitación. Esta unión no les bastó y decidieron fusionar sus labios profundamente en un interminable beso con variados elementos. Abrieron sus bocas para que las lenguas al igual que sus dedos, intercambiasen posiciones y reconociesen la morada del antónimo. La lengua de Vicente irrumpió de lleno en la de Dolores buscando con la punta nuevas sensaciones que lo hiciesen vibrar; la de Dolores no fue por el centro y decidió hacer un recorrido por los flancos hasta llegar a la campanilla de nuestro amigo; sin ninguna prisa, pero con resolución.
                 Nuestro amigo en algunos instantes intentó girar la cadera para que el dedo de Dolores saliese de su interior, pero lo hizo nada más cuando su conciencia se sintió juiciosa, porque unos segundos más tarde le llegaba la amnesia y permitía todo a su amada; entonces acomodaba la espalda a la cama para no dejar ningún espacio libre entre ambos cuerpos. --¡Si no lo cuento no saldrá de estas cuatro paredes!-- Pensaba Vicente, pero pasados unos días no le importó describir su intimidad porque Dolores lo llevó de la mano (o del dedo) a conocer el paraíso. Cada detalle nos lo contó con sólidos argumentos y expresivas imágenes gestuales. El milagroso dedo de Dolores fue simplemente el comienzo porque le intervino cada centímetro de piel, y le exploró cada rincón de su ser por muy inhóspito que este fuese. Nuestro conquistado amigo Vicente no se mantuvo ajeno y apartado ante la avalancha de caricias y fullerías que le propinó  la experimentada Dolores, no; viajó y recorrió con todos sus complementos por la ondulada anatomía de la mujer que lo transportó por esferas insospechadas. Dolores le dijo mirándole a la cara.  – ¡Hacer el amor no significa introducir, percutir, y verter; la palabra hacer, conlleva muchas acepciones, y amor, implica demasiadas emociones; pero las dos unidas, juntas, “hacer el amor”, está fuera del alcance de simples mortales!—Estas conjeturas de su amada al mismo tiempo que le explora el ano con su dedo y la lengua profundiza en cada pieza dental, deja al nobel de Vicente con las defensas sin amparo.
                 El poco tiempo  y las escasas palabras que ha compartido con Dolores le han sido suficientes para improvisar la inmediata situación que se le viene en cada momento. Vicente estaba decidido a continuar con su dedo en el ano de Dolores al mismo tiempo que su lengua en el interior de la boca. Dos acciones que hasta ahora no había logrado alcanzar, y mucho menos al mismo tiempo. ¡Lengua y dedo!  
     
    Continuará....................................................  
foto Grafía: ara.



sábado, 5 de enero de 2013

"CELIBATO"


                                               

                                                            -- 6 --
                 Después de muchas semanas he sentido por vez primera que si rompo el celibato estoy atentando contra mi persona. ¡He llegado hasta aquí a base de constancia y creo que no es el momento de abandonar! Lo que mi cuerpo siente en este momento es una satisfacción plena porque estoy haciendo algo que hasta ahora no me había propuesto. Les quiero decir que cada día de celibato es netamente un logro. Me siento en alguna medida un héroe que minuto a minuto vence una batalla. Es como si mi cuerpo demandase trasladarlo hasta límites extremos. ¡Un corredor de fondo sería el ejemplo ciertamente cercano! La distancia es interminable, pero a medida que avanzo cada órgano se dilata, se engrasa, y se expone placenteramente al lejano término.
                 La etapa de sentir en cada espacio del día a las innumerables tentaciones revoloteando a mí alrededor ha pasado, ahora estoy en un nivel superior en el cual necesito más. ¡Continuar para demostrarme a mí mismo de que puedo y de que soy dueño absoluto de la situación, y de que nada ni nadie podrán desviarme de mi objetivo! Estoy en disposición de flagelar por tiempo indefinido el cuerpo; naturalmente mientras esta elección no sea un lamento para el espíritu. Probaré intencionadamente excitarme pasivamente sin llegar al desenlace. ¡Una especie de sexo tántrico solamente en el concepto, donde el final no sea una pérdida de energía por el conducto eyaculador y sí una purificación de las inquietudes!
                 En esta etapa voy a experimentar nuevas sensaciones que hasta ahora no estaban en mi pensamiento. Haré un cambio íntegro respecto a mi cuerpo. Creo que con esta investigación seré más consecuente con la materia que me soporta desde hace más de varias décadas. Intentaré disfrutar de un espacio de tiempo, de una imagen, de un roce, de una palabra, una caricia intencionada o efímera que llegue a través de mis impulsos o un tercero; pero siempre manteniéndome célibe en todo momento. En este nivel seré yo el que parta en busca de sensaciones comprometedoras y de disfrutes intermitentes. ¡Nunca practicaré sexo de la manera tradicional porque sería desvirtuarlo todo y no sería el objetivo trazado! ¡Tampoco lo haré de ninguna otra manera aleatoria! ¡Y mucho menos con mi persona! ¡No!
                 Lo que intenso es conducir la situación personalmente hasta alcanzar fronteras insospechadas dentro de mí comportamiento. He decidido que seré célibe por el tiempo que me proponga, pero no seré un célibe pasivo. Formaré parte de este hábitat con todas las tentaciones y consecuencias para lograr al menos mis objetivos. Si me llega una tentación de forma explícita la conduciré hasta mi terreno y haré de ella un elemento reparador de mis intenciones pulcras. No desecharé nada, absolutamente nada que me pudiese valer para continuar con mi propósito. Todo esto naturalmente siendo fiel desde mi interior para que los pensamientos voluptuosos se queden en simples ejercicios matemáticos.
                 Comenzaré por salir a la calle. Cada acción de la naturaleza sobre mi cuerpo será un motivo para tener en cuenta. Nada dejaré a la improvisación. El viento, la luz, el rugir de la ciudad, los olores que se escapan de rincones insospechados, los transeúntes, el mobiliario urbano, los elementos fijos y móviles del entorno; todo lo que me encuentre, siente o experimente al caminar. ¡En esta etapa la ciudad será mi refugio para mantenerme célibe hasta renunciar o continuar hacia otro nivel superior!             

Continuará............................
fOTOS: ara.