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¡Con que atrevimiento muchas
mujeres se desnudan ante otras mujeres u hombres y se disponen a realizar
acciones que jamás pensaron hacer!
Sé que una previa selección es
necesaria en este tipo de trabajo que pretende abrir mi madre. ¡Lo sé, pero ya
se sabe, hay que ver y conocer las condiciones físicas de las
aspirantes, pero mi asombro continúa a pesar de lo antes dicho.
El hecho es que
llegaron, se desnudaron, he hicieron lo que mi madre les pidió. Puede ser que
mi forma de pensar sea un poco chapada a
la antigua como dice la señora Adolfina, pero me sorprende
irremediablemente esta manera de enfrentarse a una situación tan, tan, tan,
como la puedo nombrar para no herir la sensibilidad profesional de mi madre,
tan poco convencional. Uno no va por ahí a entrevistas de trabajo desnudándose
y exhibiendo su cuerpo en todo su esplendor, como también sé que esta es una
oferta laboral fuera de toda normalidad y que son necesarios estos detalles;
pero ya lo he dicho, no acaba de entrar en mi cabeza.
Me pregunto si
estas mujeres asumen esto como un trabajo cualquiera, o en el fondo, muy en el
fondo, sin que nadie lo sepa, disfrutan con esta situación, tan, tan, tan, tan,
como lo llamaría, tan poco común.
¡Sí, me he dado
cuenta de una cosa! O al menos ha sido la sensación que he tenido del otro
lado, del lado de los que no se desnudan. Estas mujeres no todas se quitan sus
ropas rápidamente y sin ningún impedimento, la mayoría de ellas ponen sus
trabas, y hay que convencerlas con mucho tacto, y de manera profesional como lo
hace mi madre. Pero, aquí vienen los peros. Cuando se han despojado de la
última prenda y accesorios, se sienten libres pero al mismo tiempo vulnerables.
¡A partir de este instante son capaces de hacer lo que les pida la persona que
tienen delante! ¡Y es donde yo veo el peligro!
Las situaciones
en las que nos vemos involucrados, muchas veces con consciencia de ello, y
otras, por pura casualidad o engañosamente, no siempre se ven desde un único
prisma. Es complicado pero, es así.
Entregar nuestro cuerpo en una audición, de este género, que aún no sé
claramente lo que se propone en el fondo mi madre, puede llegar a ser humillante,
y lo digo sinceramente con “dudas”, porque estoy seguro que muchas mujeres
hacen cosas como diría, cosas, cosas, no del todo de su agrado; cosas que se
les pide y son incoherentes. Pero como todo lo que rodea al sexo para nada es
racional, puede ser que una vez más yo esté equivocado, y que esta situación que
para mi punto de vista es totalmente estrafalaria, no sea nada del otro mundo, como bien dice la señora
Adolfina cuando contempla a las chicas de un lado a otro con sus carnes y encantos
aireándose.
Crecí y fui
criado en un entorno lascivo las veinticuatro horas del día, y para donde
quiera que mirase, el sexo penetraba en el más sutil de los rincones de La pequeña Bumel.
Continuará........................
DISEÑO
GRÁFICO: MANDY BLUEE.