lunes, 9 de julio de 2012

¡LA EXCITACIÓN!





PARTE 7.

                El largo verano se mostraba con sorpresas inesperadas que llegaron irrumpiendo la casa de los abuelos. ¡Dos sortilegios de jóvenes dispuestas a no pasar un espacio de tiempo sin el juego de lo inesperado! ¡Eran capaces de testificar que la palabra monotonía no forma parte de sus convicciones! Tatiana y Flavia, un regalo, que no podré pagar con todas las pasiones y sentimientos que mi alma provoque a lo largo de mi vida.  Flavia, la inteligencia calculadora de las sensaciones carnales, que provoca hasta con un leve parpadeo de sus ojos; sabe como extraer en las relaciones íntimas cada uno de los sentimientos dormidos. Tatiana, un posible ángel caído que ha desarrollado desde todos los puntos anatómicos de su cuerpo; delicada pero firme en sus propósitos. ¡Ahora cuando vuelvo la mirada al pasado, es que soy consciente de lo afortunado que fui en ese preciso verano!
                Sobre la hamaca continuábamos los tres. Si no recuerdo mal, esta fue la primera vez que sus cuerdas se pusieron a prueba resistiendo tanto peso. Ahora es que reflexiono pensando que nos pudimos caer estruendosamente al suelo, pero no sucedió. Fue un día especial, el viento soplaba sobre el patio, y los árboles y cada una de las plantas se movían a un ritmo lento y extremadamente dilatado. El pelo rojo y a la altura de sus hombros, le cubría a Flavia toda la cara por el soplo de aíre fresco que penetraba entre nuestros cuerpos. Tatiana llevaba una coleta que recogía su negra y larga cabellera; pero aún así, sobre la frente algún mechón rebelde hacía cosquillas en mi cara cada vez que me besaba.
                La brisa que penetró en el jardín detuvo las muestras de cariños que compartíamos mutuamente. Una corriente serena lo dejó todo en calma. ¡Entonces nos miramos! Flavia se incorporó hasta quedar sentada en la hamaca y miró a la distancia. El viento continuó por todo el prado hasta perderse en la lejanía, a la altura en que los árboles son simples puntos en la distancia, y las cosas dejan de ser lo que son; el límite entre la tierra y el cielo. Flavia lo siguió con su mirada y no pudo ir más allá. Tatiana dejó caer su cabeza sobre mi pecho, y comenzó a tararear una evocadora melodía. A media voz permitió que el sonido escapara de su boca hasta tomar cuerpo en mis oídos. ¡Fue la sensación que me llegó sutilmente hasta alcanzar algunas de mis primeras remembranzas! ¡Las que posiblemente estén en armonía con los recuerdos de mi prima! ¡Viajé en los recuerdos hasta llegar al lugar en que estuve a solas con mi prima! Éramos casi unos niños, pero sentimos una atracción mutua que nos dejó impávidos, y no sabíamos por qué. Yo le pregunté.
__ ¿Tienes miedo?
__ ¡No, porque estoy contigo! ¡Si me pasara algo tú cuidarías de mí! ¿Lo harías? –Me preguntó mi prima.
__ ¡Claro que sí, eres la prima preferida! ¡No repasará nada! –Se lo prometí-- ¡Nadie sabe dónde estamos!
__ ¡No importa! –dijo muy segura.
__ ¿Y si se hace de noche cómo llegaremos?
__ ¡Con las migas de pan! –Contestó.
__ ¡Como en el cuento que nos leyó el abuelo!
__ ¡Claro tonto! ¡El único problema es,............es que no puse las migas por el camino cuando veníamos hacía aquí! ¡Ja,.........! –Y comenzó a reírse con una carcajada amplia e ingenua.
__ ¡Ja, ja,............! –Al final terminamos los dos rodando por el suelo de la pequeña casita del bosque. ¡Entonces mi prima comenzó a tararear una melodía que la escuchaba por primera vez!



PARTE 8.

__ ¿Me escuchas? ¡Creo que estabas soñando despierto! –No quería despertar, pero las caricias de mi prima me trajeron a la realidad.
__ ¡No, estaba pensando en cuanto tiempo se quedaran en la casa de los abuelos!
__ ¿No hemos llegado y ya estás pensando en cuando nos vamos?
__ ¡No, no, para nada! ¡No, me has entendido mal! ¡Es que este tipo de sorpresa no se da todos los días! –Le contesté a mi prima, pero mirando a Flavia-- ¡Espero que se vuelva a repetir!
__ ¡Nada se repite! –Dijo Flavia.
__ ¡Nuestra intención es combatir al aburrimiento! ¡Hemos venido para que formes parte de este ejército que está en contra de la normalidad de los días que son todos iguales! ¿Quieres ser parte del mismo? --Me preguntó mi prima-- ¿Si o si?
__ ¡Sí! –Le contesté entre cortado.
__ ¡No te hemos escuchado! –Gritaron las dos al mismo tiempo.
__ ¡Sí, si, si, si! ¡Si, quiero ser parte de un ejército que me está volviendo loco y besa tan bien! –Mi euforia se detuvo al comprender el significado de las palabras que solté sin pensar.
__ ¡Tienes toda la razón!  --Flavia fue directo a mi boca y antes de llegar se detuvo-- ¡Si eres un buen soldado, puede ser que en algún momento tengas una medalla! ¡Esto es el comienzo, pronto vendrán las batallas, las emboscadas, los atrincheramientos, el ataque, y todo lo que estemos dispuestos a entregar por nuestro..............honor! ¿Estás de acuerdo?
__ ¡Estoy de acuerdo mi generala! –Y sentí en mis labios la caliente y complaciente boca de Flavia que no dio tregua en su ataque.
__ ¡¡Todos para uno, y uno para todos!! –Afirmó Tatiana, que fue escalando desde mi pecho hasta alcanzar mi labio inferior. Se aferró a el con los diente al mismo tiempo que absorbía los alientos variados que flotaban sobre la hamaca.
                Esto no detuvo a Flavia, y sin decir absolutamente nada me tomó por el pelo para que no me fuera a escapar. ¡Esto disgregaba mis ansías amatorias convencionales! ¡No estaba dispuesto a rendirme, y menos ahora que comenzaba los preliminares para la cruenta batalla! ¡Soy un soldado, sin experiencia, pero dispuesto a entregar el corazón y mi cuerpo si fuera necesario, para que el enemigo no logré su propósito! ¡En las batallas se demuestra el arrojo y la valentía!
                ¡Sin pensarlo, únicamente por instinto, para no lamentarme en el intento, comencé a desabotonar la blusa de la enigmática Flavia! ¡En el primer intento no me detuvo, es buena señal! ¡Continué al segundo, al tercero, y al cuarto botón, y mis ojos enfocaron al lugar deseado! Desde mi posición de franco tirador el punto de mira se centró en el pecho izquierdo de Flavia, era el que tenía a mi alcance. No bastándome con esto, cerré el ángulo visual, y fui directo al pezón voluptuoso y rosado que de vez en cuando rozaba la tela de la blusa de Flavia. Sus pechos eran pequeños, sinuosamente provocadores. Lo que en esa época llamaba “pechos de duendes”, por la forma curva en la punta como los zapatos de los duendecillos traviesos. Un volumen nada desbordados hacia las axilas, erectos, firmes, sin llegar a marcar canalillo cuando se unen. En resumen, bellos pechos delirantes con enormes fresas en sus puntas que no estaban dispuestas a permitir un ataque por sorpresa. ¡Los pudiera comparar con espléndidos misiles-antiaéreos!

               
Continuará...............................
FOTOS: ARA Y MANDY.