lunes, 4 de marzo de 2013

VICENTE Y LA ADOLESCENCIA.





VEINTITRÉS.
                Entre la lengua y el dedo, un mar de sensaciones floreció, y los cálidos amantes no dejaron de inventarse porque cualquier cosa les parecía poco. Dolores decidió sin contar con Vicente que se pondría a horcajadas sobre su boca, para que nuestro amigo continuase innovando con su magistral armazón vaginal. Las piernas abiertas de Dolores quedaron dispuestas de tal forma para que la azarosa lengua de Vicente le hiciese una visita por tiempo indefinido a sus partes más íntimas. La imagen de una vulva desde la posición privilegiada en que se encontraba nuestro amigo Vicente es completamente asombrosa, porque a menos de veinte centímetro una compleja y curiosa escultura se expande con todos sus elementos arquitectónicos para ser manipulada sin apenas contemplación. Es lo que se llama arte visual activo, donde no solamente se admira la belleza de la obra, sino también se husmea hasta dar con su oculta fragancia, se palpa indistintamente por todo su contorno para sentir la delicadeza de su superficie, se escucha el murmullo de sus labios frotándose entre ellos cuando se contraen, y por último, siendo posiblemente la más sibarita, la degustación de su composición, es cuando recopilamos el recuerdo de las demás impresiones en la boca, en el paladar y en la consciencia, porque Vicente, nuestro afanado pero ingenuo amigo, jamás había tenido tan cerca una escultura de mujer en forma de abertura. --¿Quién dijo que el cielo no se puede alcanzar con un dedo, no lo sé, pero mi lengua es suficiente para poseerlo?—Pensó Vicente en alta voz, y Dolores se aprovechó del ladino comentario. Despejó aún más la entrada a su mundo de fantasía, lo despejó deslizando las rodillas hacia los bordes de la cama para que sus entrepiernas se alineasen con la boca de su amante, que esperaba como una cría de ave, la llegada de su pitanza.
 __ ¡Hunmm, es muy suave, me gusta! –Le dijo Vicente a Dolores después de introducir el comienzo de su lengua en la perfecta oquedad.
__ ¿Te gusta mi amor? –Le preguntó Dolores acomodando su estructura vaginal.
__ ¡Como diría un amigo, es para comérsela toda! –Le respondió Vicente que lamía y se relamía.
__ ¡Es toda tuya! –Dolores al ver la completa disposición de su amado para con sus partes púdicas, despejó lo más que pudo con sus dedos la antesala de la misma.
__ ¡Me gusta, me gusta, me gusta!
                 Vicente se regocijaba y se saboreaba como lo que era, un ávido adolescente que alucinaba con el más bizantino incentivo, aunque en este caso con razón, nuestro amigo estaba degustando algo concreto y especial que le provocaba y estimulaba los sentidos. Se estaba impregnaba de una manera arriesgada de los jugos poderosos de la experimentada Dolores. Digo de una manera arriesgada, porque de la manera en que Vicente degustaba, con un simple chasquido de dedos, se podría atragantar con tanta saliva recopilada.

     
Continuará....................................................  
DISEÑO GRÁFICO: ARA Y MANDY.