(CAPÍTULO LXVII)
EL TACTO (Los cuerpos)
Después
de un lógico y extenuado reconocimiento táctil se acercó el momento de la
selección como diría Charles Robert Darwin, de la especie, para consolidarla
en todos sus aspectos sin escatimasiones y melindres. Este será el instante en
que cada uno de los sentidos, de los cinco y algunos más, se confabulan para
hacer conscientemente una selección que nos complazca y así satisfacer nuestro ego
y nuestras carnes. El tacto o acción de palpar,
manosear, tentar, acariciar, hurgar, o restregar en espacios diferentes al
nuestro, siempre nos ha provocado a nosotros, la humanidad, un placer
inconfesable para muchos, pero para otros, la extenuación misma de los sentidos
al saber que vamos a disfrutar de la piel de un segundo, tercero, cuarto, etcétera,
etcétera, ser, y otro ser, disfrutará de la nuestra sin la más mínima complicación
por ambas partes. Esta sencilla decisión allanará el camino para que las manos
se puedan mover por un sinfín de territorios de la piel de los integrantes del
círculo. Unos tocarán, y otros se dejaran tocar, como en la cotidiana relación
de parejas, donde el equilibrio es necesario para mantener una continuidad. Yo
te amo y tú te dejas amar, porque es la postura que hemos tomado en esta relación,
de igual manera tú me rozas y yo me dejo rozar, y así, sucesivamente se
intercala.
¡No es
una orgía, no estoy hablando de una orgía! Las orgías como se entienden para el
común de la humanidad, están repletas de vicios confesos que empañan el placer,
y se centran en una liberación de energías momentáneas que terminan al final de
la jornada en un vacío tempestuoso, dejándonos el cuerpo y el sexo, en una
posición desventajosa, no, yo les hablo de una cala, de unos sentidos, de una previa
aceptación, un regodeo de intenciones, y un sopesamiento de posibilidades sin
ataduras morales. En las relaciones carnales todo está permitido, menos las
vejaciones y el no consentimiento, lo demás bien puede entrar en una
experiencia gratificadora, complementaria, o sublime, para engrandecer nuestra posición
en la escala social. Nuestros valores son esenciales y sólidos a partir de las
experiencias vividas y no de la acumulación de riquezas materiales. Con toda
seguridad será mejor persona el que se ha entregado sin limitaciones siendo
consecuente y coherente con sus principios, a aquel que va por la vida
mostrando sus efímeros logros inanimados. El sexo amigos, es el complemento
perfecto para evolucionar en la especie, para subir un escalón más y
demostrarnos que practicándolo de esta manera consensuada, análoga, y sincera,
nadie nos podrá encadenar o manipular. La libertad empieza en el sexo y termina
en él.
Continuará.....................
fOTOGRAFÍA: ara.