lunes, 25 de noviembre de 2013

CÓMO HACER EL AMOR EN UN SITIO INCÓMODO?




CAPITULO LXXX.

                 Los presentes: los unos, los otros, aquellos y aquellas, el todo; habían comenzado a presentar síntomas de una pésima circulación sanguínea. Sus cuerpos desnudos encabezaron el violáceo grupo de los impacientes. Los excitados seres que necesitan pasar a otra etapa para comprobar que aún se mantienen sexualmente activos. ¡Y no estaba equivocado este subgrupo! Cuando nuestros órganos, no sólo los sexuales, cambian repentinamente de tonalidad hacia el amoratado, primero indica que continuamos con vida, y esto es positivo, porque muchos piensan que por el simple hecho de respirar están vivos.
¡Pero no es así, se equivocan radicalmente! ¡Puedes respirar y estar orgánicamente muerto, cadáver!
                 Y lo segundo, es que el violáceo, es el color del sexo, de la pasión. Entonces si nuestro prepucio, mejillas, lengua, vulva, dedos y manos, bordes y costuras del ano, labios vaginales (menores y mayores), y labios carnosos ubicados al comienzo de nuestra boca, presentan una tonalidad de este estilo, significa que podemos gritar porque tenemos vida más allá de un mecánico bombeo del corazón.
                 Y como este grupo de hombres y mujeres después de un largo proceso de tocamientos y auto-complacencia en esta paradisíaca cala, no deseaban otra cosa que liberar la tensión sanguínea acumulada en estos definidos puntos antes mencionados, por su bien no podían continuar con las manos cruzadas. Hay que permitir que la sangre continúe su curso y llegue donde sea justo y necesario. Lo mismo sangre como fluidos.
                 La pareja sobre la arena, o sobre la arena ¿una pareja? A su alrededor el subgrupo de personas con sus órganos intensamente amoratados de pasión. Unos miran a los otros, y los otros se olvidad que los unos les miran. Suplican, piden intensamente que los posean, que ellos también desean ser parte de la cala, pero de una parte viva, de una parte extremadamente sensual y provocadora, de una activa parte que interactiva con la otra. De una parte dispuesta a perder algo más que la cabeza por disfrutar de un pletórico orgasmo.
__ ¡Queremos ser poseídos por ellos y por ellas, por cualquier ser que pueda profesar emoción! –dijo una parte significativa del subgrupo de seres violáceos.
__ ¡Nos están mirando con fuego en los ojos! –le dijo la joven a su amado.
__ ¡Desde hace un buen rato mi amor! –le contestó el joven.
__ ¿Qué vamos hacer? –preguntó la chica intentando ocultar la excitación de sus pezones.
__ ¡Creo que nada, es demasiado tarde! --habló el joven cubriendo con su cuerpo parte del pecho de la joven-- ¡Podemos hacer tres cosas! ¡La primera, nos levantamos y nos vamos! ¡La segunda, olvidamos que existen y continuamos disfrutando el uno de la otra! ¡Y la tercera, invitarlos a participar en nuestra particular fiesta salina!
__ ¡No! –gritó la joven.
__ ¿No qué? –preguntó el chico.
__ ¡No podemos invitarles! –afirmó la chica.
__ ¿Por qué? –preguntó el chico.
__ ¡Porque,………..nunca lo he hecho, me da vergüenza………...! –titubeó la chica.
__ ¡Con la vergüenza no se come, pero si os parece bien nos comeríamos hasta las ilusiones vuestras! –afirmó la otra parte del subgrupo de los seres violáceos.
__ ¡Nuestro amor está por encima de lo material! ¡Siempre nos amaremos mi amor! ¡Y cuando dos seres se aman, no deben ser egoístas, porque intentar retener el uno al otro, es irreparable una contradicción!
Mientras el sonido de las palabras del joven se derramaba por la cala junto con las profusas intenciones; los demás, los otros, ella (su pareja), y los hombres y mujeres del subgrupo de seres violáceos, quedaron mirando el horizonte, en silencio, esperando un poco más; porque aparte del sexo, no hay nada más excitante para un humano que una señal, una frase que nos anuncie que como mismo amamos, nos pueden amar.
El eco de una voz, no importa la hora, el lugar, o el espacio, es un bien que escasea, y que debemos cuidar para que nuestros oídos no sientan celos de nuestro pelo, de nuestras piernas, de nuestro pecho, o del mismo sexo; porque en muchas oportunidades, en las más, lo que deseamos es sentirnos arrullados por una profunda palabra, una palabra para abandonar este cuerpo y entregarnos al ardor de los sentidos.
Te amo………….
               

Continuará.....................  

DISEÑO GRÁFICO: MANDY BLUEE.    

viernes, 1 de noviembre de 2013

¿CÓMO HACER EL AMOR EN UN SITIO INCÓMODO?





CAPÍTULO LXXIX.


                 Es curioso que desde la soledad de nuestra propia mente, dentro de los pensamientos más pecaminosos y lascivos que no llegamos a contarle a nadie, necesitemos al final de todos los caminos la complacencia de los demás. La complicidad de un ser amigo o desconocido que cumpla con nuestras más ansiadas fantasías y se sume a nosotros para disfrutar de un esperado amanecer mientras degustamos los jugos sagrados del cuerpo. Esto no es otra cosa que la vida, el sentir que las articulaciones tienen una función más allá de una vulgar movilidad y de que no somos nadie sin el otro, sin la otra, sin los demás; o lo que es lo mismo, sin el aglutinador “todo”, que por algún intencionado motivo no se nos ha incluido en nuestro sexo a la hora de nacer.
                 ¡Sí, necesitamos la connivencia de los otros! ¡De los demás! ¡La complicidad que es necesaria para comparar el presente, para activar las neuronas sensibles que nos pueden conducir al éxtasis, al imposible que tanto añoramos pero que tenemos miedo asumir! En ese pozo guardamos los recuerdos no materializados para que no dejen de serlo, las provocaciones, y la desnudez sin la piel; porque la luz del día es poderosa y añoramos en alguna medida la oscuridad. ¡Es así, y no podemos negarlo, la humanidad tiene alma de topo!
                 Con estas conjeturas. Con estas dudas aglutinadas, se encontraron frente a frente los demás integrantes de la cala con nuestra pareja, que desde hacía una perpetuidad, disfrutaba el uno de la otra, y la otra del uno, sin importarle la turbia consciencia de los demás. Ellos sencillamente se entregaban, se ofrecían el cuerpo mutuamente para que fuese tomado sin retórica ni aspavientos por su igual, como un acto de fe ancestral; posiblemente la deuda que no pagó el primero de los topos.
 __ ¿Qué podemos hacer ahora? ¿Cuál es el siguiente paso? ¿Estaremos haciendo lo correcto?
                 Se preguntaban una y otra vez el colectivo, los hombres y mujeres que desde hacía algún tiempo permanecían desnudos sobre la playa con la oculta intención de fornicar, pero naturalmente, sin llegar a comprometer sus principios y su cristiana moral. Entre ellos ya se habían producido actitudes beligerantes respecto a las carnes del contrario; pero como es de suponer, el acto de la penetración no se había consumado, y sin penetración no hay pecado. Los pensamientos deliberados y viciosos con un par de oraciones los subsanamos por muy sátiros y fecundos que estos fuesen; lo otro, lo que sabemos, y no quiero repetir la palabra y las intenciones para no ser “propinador” de malas influencias, es difícil borrarlo del cuerpo después de haberlo probado.
__ ¿Sí o no?
                 La eterna pregunta. ¿Está bien o mal?
                 El tiempo, como es sabido, transcurre sin autorización de nada y de nadie, y en ese transcurrir de leves instantes, el heterogéneo colectivo comenzó a mostrar síntomas de pésima circulación sanguínea; porque de los rostros, y de los visibles órganos y componentes externos, un color violáceo e intenso comenzó a concentrarse alrededor de las puntas, los salientes, y los bordes altamente sensibles.  
               

Continuará.....................  

DISEÑO GRÁFICO: MANDY BLUEE.