domingo, 23 de diciembre de 2012

" LOS ENCANTOS OCULTOS "


                                                      

                                                  -- CINCO --
                 Al final Valentín, después de que las ideas navegaran con toda profundidad por su cabeza, pensó que lo mejor sería redactar un texto libre pero a la vez poético donde Evelyn descubriese directamente el sentimiento que sentía por ella. Mi amigo Valentín se dejó llevar por sus emociones y se entregó de lleno a su objetivo; pero siempre con la sinceridad por delante. Creo que mi amigo no estaba mal encaminado. Lo importante en una declaración de amor es acometer la acción con una entrega única y absoluta. No importa si las frases o el lenguaje utilizado no portan valores por llamarlo de alguna forma artísticos. La calidad de una confesión sentimental no la podemos valorar por su profundidad literaria, no; más bien, por la veraz entrega que hace el portador de la misma.
                 Valentín se pasó la noche anterior traspasando hermosos adjetivos de su cabeza al papel. No le importó los emborronamientos, porque las ideas fluían como las aguas de un caudaloso río que se abalanza por una pendiente hasta caer al vacío. ¡Aquí comprendió que amaba a esta mujer, la idolatraba, y no la quería perder por nada en este mundo! Él sabía que poco le quedaba a Evelyn para que concluyera su práctica, y de alguna manera su calificación podía influir en la decisión de continuar en la empresa o marcharse lejos de él; pero Valentín era consciente del estado en que se encontraba; para nada su valoración sería objetiva. ¡Los encantos de Evelyn fueron suficientes para que su criterio profesional pasase a un segundo plano!
                 ¡Amaneciendo concluyó su escrito! Nada más tuvo tiempo para darse una ducha antes de entrar en la oficina. Fue el primero en llegar a la empresa y a toda velocidad se dirigió al cuartillo de la fotocopiadora con los documentos que se debían fotocopiar. En más de una ocasión Valentín dejaba en la mesa de la fotocopiadora la documentación que se debía duplicar para agilizar el trabajo; y esta vez pensó que sería lo mejor para que Evelyn comenzase cuanto antes su labor y él a su vez acortar la traumática espera. Revisó los pliegos que estaban en el porta-papel  y por la cara que sabía que no serían impresos los documentos deslizó su declaración de amor para que se mezclase con los demás folios. ¡Por una cara quedaría el documento, y por la otra su extenso mensaje de amor al portador! Entonces en el momento de revisar Evelyn el documento se daría cuenta de que algo no estaba bien, y leería el escrito. Para ser más sutil, Valentín no firmó su manifiesto, ni señaló a quién estaba dirigido. En esta decisión su timidez estuvo por encima de su franqueza.
                 Al parecer este día señalado en la vida de Valentín no fue el más propicio. Se encerró en su oficina y esperó que los acontecimientos cayesen por su propio peso; pero no fue así. Este día señalado Evelyn  llamó para comunicar que no podía presentarse en el trabajo porque las fiebres no la dejaban salir de la cama. --¡Maldición!—Pensó mi amigo y salió como un bólido en dirección al cuartillo de la fotocopiadora. ¡Demasiado tarde! ¡Sobre la mesita ya no estaba la documentación que Evelyn debía fotocopiar!

Continuará…………….
Fotos: ARA.