lunes, 25 de junio de 2012

-- LOS ENCANTOS OCULTOS --


                             
                                                    -- 3 –

                Después de una semana, Evelyn había llevado a mi amigo Valentín a su terreno. Él se afanaba en explicarle al detalle los entresijos del negocio y ella lo disfrutaba mirándole y escuchándole con su imponente aspecto de mujer experimentada. ¡Bien que sabía utilizar sus cartas ocultas la hermosa joven! Evelyn supo desde el primer momento que mi amigo perdía el sentido y la cabeza por ella, y también supo sacarle provecho. El mes de prueba en la empresa para Evelyn, terminaría con el veredicto en positivo de su tutor, mi amigo Valentín, si los resultados eran satisfactorios.
                Mi amigo más que tímido es inseguro, y más que torpe, precavido. ¡Se enamoró de una forma absurda, intensa y dolorosa! ¡La visión se le nubló y la única imagen que desarrollaba su cerebro era el cuerpo de Evelyn en todas las posiciones, instantes, y horarios! Por todo esto sabía que no debía meter la pata, que si la deseaba conquistar, tenía que hilar fino como le dije desde el primer momento. Lo mejor de Valentín, es que sabe escuchar, y cuando se lanza a fondo es porque está seguro en todos los aspectos.
                Le sugerí que fuera dejando al descuido pistas sutiles por toda la oficina. Que se mantuviera expectante pero sin que ella se diera cuenta del desbordado interés que se escapaba de su pecho. ¡Si por algún motivo Evelyn sospecha que su vida dependía de él, todo está perdido! Ella se pavoneaba de su belleza y sus encantos, pero sobre todo, de su inalterable seguridad en la relación directa con los demás. En este terreno, mi amigo Valentín nada tenía que hacer. ¡Cuando estaba frente a ella, su respiración se descontrolaba y comenzaba una taquicardia espontánea y de difícil interrupción!
                Pasar el día junto a Evelyn, no se podía comparar con ningún placer terrenal, y esto lo tenía más que claro Valentín, que había descubierto un sentimiento tan profundo que no deseaba definir para no perderlo. ¡No le importaba cómo llamarlo, eso le daba igual! ¡Amor, pasión, deseo carnal, ímpetu, locura transitoria o permanente! ¡Posiblemente lo llamaría tonterías agudas e irreversibles! ¡De cualquier manera tenía muy claro su propósito! ¡Lo importante es que después de muchos años, está sintiendo desde cualquier punto de su piel la vida!      


Continuará............................