miércoles, 18 de julio de 2012

¡VICENTE Y LA ADOLESCENCIA!




TRES.

                Vicente tuvo una época de camiseta negra. Al principio pensamos que era la única que tenía, pero estábamos equivocados. ¡Vicente guardaba un armario con camisetas negras! Más tarde supimos el porque de esta afinidad (aunque no sé si del todo) pero nuestro querido amigo mostraba músculo con la ajustada camiseta negra, que si no recuerdo mal, era algo transparente, y de un tacto sedoso.
                ¡Un día le quemamos la camiseta negra! No recuerdo si fue por la continua imagen repetida que se nos quedaba en la retina cada vez que quedábamos con él, o por envidia al conquistar las mejores chicas de los sábados; pero le prendimos fuego a la dichosa camiseta. Vicente lloró. Una semana entera estuvimos sin verle. ¡Después de hacerlo nos arrepentimos, pero fue demasiado tarde! Vicente se enfadó con nosotros, y lo vimos marchar sin su camiseta de una forma diferente.
                A la semana. A lo lejos. Vicente caminaba con su andar de siempre, y su camiseta negra. ¡El desgraciado guardaba reservas por si las moscas! ¿De dónde salió otra camiseta negra? En los tiempos que les cuento, el simple hecho de encontrar una segunda prenda, o cualquier otro objeto, era un simple desafío imposible para nuestros bolsillos; pero para Vicente no. Al llegar a nosotros sonrió y nos dijo.
__ ¿Qué les parece mi nueva camiseta negra de los sábados para ligar? ¿Les gusta?
Nos miramos con la intención de irle para arriba y morder a la camiseta negra con Vicente dentro.
__ ¡He, no se molesten que tengo muchas más!
El muy condenado nos restriega en la cara cantidades.
__ ¡Si quieren les puedo conseguir una para cada uno, pero eso sí, de otro color! ¡El negro es mi color!
¡Qué se meta la camiseta por............donde mejor le entre!
__ ¡Por ser mis amigos, se las dejo a buen precio!
El maldito Vicente dominaba el arte de los negocios y del dinero negro..........

Continuará..................................