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Supongamos que
la situación en que nos encontramos nos deja poco espacio para desarrollarnos o
expresarnos libremente porque estamos al límite de todo. Supongamos que
intentamos una comunicación con los seres que nos rodean y no llegamos a una
comprensión mutua. Supongamos que los problemas sentimentales, morales, y
económicos, nos deja sin aliento el resto de la jornada. Supongamos que al
salir de casa estas dificultades se acrecientan porque hacemos comparaciones y
nos vemos abocados a expresar impotencia por los cuatro costados. Puede ser que
estas referencias no sean una simple suposición y coexistan a diario en nuestras
vidas. ¡Puede ser! ¿Sería un problema? Depende cómo lo queramos asumir. El “suponer” y el “confirmar”
parte primeramente de nuestro interior y se hace o no realidad si nos sometemos
a una u otra interpretación.
Los problemas
están, pero también se acrecientan porque nosotros deseamos que sea así. Entre
estoy mal y no puedo, hay una delgada línea que si la sobrepasamos puede ser muy
peligrosa. Por todo esto les comentaba anteriormente que debemos partir de la
soledad para mantener equilibrada la balanza y no errar en ninguna decisión.
¡No hay mejor terapia que sentarnos con nuestras suposiciones y nuestras
realidades! Nunca se está tan mal como para no querernos a nosotros mismos. Sentir
lástima es una cosa, pero dar lástima es el último peldaño por escalar para
caer al abismo. ¡Todo en este mundo y en los aledaños se produce por
continuidad y nada es estático!
Nuestra pareja
nos ha abandonado, y con él o ella el norte que nos señalaba el camino. Estamos
sin rumbo en un espacio que hasta ahora no percibíamos tan extremadamente grandioso
y no sabemos qué hacer sin un guía. Entonces todo comienza a mostrarse en
blanco y negro, y las noches pierden el sentido del descanso y nos quedamos
enumerando los buenos momentos que vivimos con ella o con él hasta que el
amanecer nos sorprenda. ¡Esto es a lo que me refería cuando hacemos una
interpretación equivocada del momento! ¡La soledad no es otra cosa que la
ausencia de los buenos recuerdos para llegar a una existencia primaria, al
principio del porqué!
Es complicado
no regodearse en la melosidad de nuestros lamentos porque desde que nacimos conscientes
o por influencias fuimos educación bajo los preceptos de los principios
judeo-cristiano que directamente nos ha conducido por la senda del sufrimiento.
Hacer una desconexión es casi imposible, pero si lo intentamos podemos lograrlo.
¡Aquí está la esencia! ¡Debemos ir en contra de cualquier lógica!
Continuará......................
Fotos: Ara y Mandy.