miércoles, 16 de enero de 2013

"LA EXCITACIÓN"





PARTE 30.
                 La sopa se deslizaba por mi garganta no con la misma habilidad de los dedos interminables y desconocidos de los pies que invadieron mis profundas partes. Muchos, demasiados dedos entraron por la boca de mi short y por más que me empeñaba no  lograba un conteo certero. De un lado una variedad de dedos moldeaba mis testículos comprimidos contra la silla, y del otro lado, diferente tropa intentaba dominar mi falo que cabeceaba contra la tela del pantalón intentando de encontrar una salida.
                 Me llevé una cucharada a la boca al mismo tiempo que sentí la multitud de dedos que liberaban mi prepucio de su capa protectora. Toda la piel sobrante la escurrieron hasta el final. La que pudieron y mucho más. Experimenté una agradable sensación muy parecida al despertar, cuando nos despejamos la cara dándonos masajes en círculo con las manos. Fui en busca de la mirada de Flavia y comprendí que ella junto a Tatiana participaban activamente de esta extraordinaria confabulación, y me sentí realizado.
                 No sé la fórmula que llevaron a cabo para deslizar sus dedos por debajo de la mesa sin que los abuelos advirtiesen absolutamente nada. Un arte ancestral posiblemente pusieron en práctica las dos para que el silencio fuese total. Yo era el que debía estar en alerta. Por cada una de mis cienes dos goterones de sudores corrían en dirección a la mesa, y la sopa me parecía demasiado inoportuna en estos precisos instantes. Mantener el líquido dentro de la cuchara, sin que se derrame ni una gota hasta alcanzar la boca a la vez que te acarician tus partes candentes, es una habilidad que requiere mucho arte del cual yo no dispongo.
__ ¡Estas sudando! ¿Te sientes bien mi amor?
                 Las palabras de la abuela resonaron en el comedor en el preciso instante en que los dedos de Flavia y mi prima, se unieron para producir con su fricción el milagro del fuego. 

Continuará.............................
fOTO GRAFÍA: ara.