viernes, 17 de agosto de 2012

¡VICENTE Y LA ADOLESCENCIA!



NUEVE.
                Vicente sintió su pene cabrío dentro de la boca de Dolores que se agitaba por succionarlo una y otra vez. Los labios húmedos formaron un círculo perfecto para que pudiera entrar y salir a gusto de Vicente. Su miembro se deslizaba con atrevimiento dentro de la boca de Dolores hasta tocarle la campanilla. Al salir, lo aprisionaba con los dientes mientras le miraba con lujuria. ¡Ella sabía lo que hacía! ¡Vicente estuvo a punto de eyacular dentro de la boca de Dolores, pero aguantó al recordar los puntos de sutura! ¡Hasta ahora el dolor no entraba en sus planes!
                Sin dudas Dolores poseía experiencias varias en el arte amatorio. La forma de tomar el pene, de colocarlo en su boca, de lamerlo y disfrutarlo hasta tensarlo al límite,  estaba por encima de lo que se entiende por normal. Una mujer si lo desea utiliza sus armas para conquistar a su amado, y en este caso Dolores mostró ante los ojos de Vicente los conocimientos adquiridos durante años; porque todo este despliegue no puede ser fruto de la improvisación.
                El alucinado Vicente que había tomado la iniciativa al entrar por la puerta, ahora yacía desnudo sobre el sofá mientras le practicaban un masaje extensivo a su pene. ¡Él disfrutaba del momento, y deseaba que no terminara nunca! Cuando estaba más a gusto Dolores se detuvo y le dijo que necesitaba beber agua. Se levantó y fue dando saltos a la cocina con todos los atributos expuestos y visibles a las miradas lascivas de nuestro amigo. ¡En pocos minutos Vicente disfrutaría de la primera mujer de su vida! Antes que llegara Dolores a su vida, las demás fueron simples niñas sin conocimiento profundo del sexo.
                Pasado unos minutos no pudo esperar más y fue en busca de su amada. Pasó por una de las habitaciones y no estaba. Atravesó la cocina y tampoco. Al final del pasillo vio una luz que se escapaba por una puerta entre abierta. Al llegar escuchó un sonido conocido. Dolores estaba sentada en el Waters con las piernas abiertas, y de su portentosa vagina un choro continuado fluía al exterior. Esto le produjo a Vicente un placer inconfesado, y sintió que la piel de su pene era sumamente escasa. ¡Miró a Dolores con intensidad y comprendió que le faltaba mucho por conocer de la verdadera anatomía de la mujer! Nunca antes había contemplado una hermosura haciendo pis, y mucho menos una vagina mostrando su verdadero carácter. Era interminable el líquido que se escapaba de su interior, como interminable el laberinto de su vulva que se perdía en las profundidades  de sus piernas. Estaba dispuesto a tomarla y dejar que su orina bañara su cuerpo.
__ ¡Vienes o te vas a quedar toda la noche “parado” en la puerta! –Le dijo Dolores a la vez que alisaba su pelo con las manos.

Continuará.........................
Fotografías: ARA Y MANDY.