jueves, 11 de septiembre de 2014

"CELIBATO"

                                                   


                                                              --10--

                 La joven dio unos pasos en mi dirección y se detuvo cuando le faltaba cerca de un metro.
__ ¿Está usted bien? --me preguntó
__ ¡Sí, estoy bien, ha sido un descuido por mi parte! ¡Venía pensando en…..! ¡Últimamente pierdo la cabeza, los pies, y demás partes adyacentes al resto de mi cuerpo! --le dije a la joven que no dejaba de mirarme con el ceño fruncido.
__ ¡Es usted, es……..! --y no le permití que terminase su frase.
__ ¡Sí! ¡Soy un hombre raro joven!
__ ¡No quería decir tal cosa caballero, simplemente…….!
__ Es igual. ¿Trabajas aquí? ¡Qué pregunta más tonta, claro que trabajas aquí, la ropa no engaña! --y ambos reímos.
                 Fue la oportunidad para sin prisas recorrer con la mirada a la joven. Su cuerpo era menudo pero con líneas delimitadas y pronunciadas a pesar del uniforme de trabajo que la mayoría de los casos pertenece a una talla diferente a la persona que lo sobrelleva. La cara es especialmente armónica. Ojos rasgados, mentón firme, nariz respingona sin llegar a ser demasiado pronunciada, frente moderada, y labios profundos y extensos. En la joven había un matiz que la diferenciaba de las demás chicas que han cruzado por mi camino, y esto me estimuló, pero al mismo tiempo me puso en alerta. Voy para seis meses de celibato y es la primera vez que mi alarma interna se ha activado; pero no debo desfallecer. Aunque su belleza en estos instantes me está provocando la psiquis y las partes blandas de mi cuerpo. ¡No puedo relajarme y debo mantener mi posición! La situación es mía, y debo mantener el control en todo momento.
__ ¡Es que andaba buscando un……..! --qué puedo decirle para que su atención hacia mí no disminuya-- ¡Necesito, en realidad lo que quiero es……! --no se me ocurría nada lo suficientemente conmovedor y fascinante-- ¿Tienen semillas de cardamomo, de ajonjolí, o puede que hojas de estragón para condimentar…….?
                 La expresión de la joven fue única. Su cara reflejaba un poema épico. Extasiada y posiblemente alucinada, no apartó en un segundo su mirada de la mía. Con cada una de mis palabras ella experimentaba nuevas sensaciones que no sabía muy bien cómo describir. Por mi parte me encontraba pletórico. Estaba funcionando.
__ ¡Es que esta noche pienso hacer un receta de la India y las especias son fundamentales en este tipo de cocina! ¡Para ellos, quiero decir, para los de la India, el aderezo es fundamental! ¡Los comensales deben salir satisfechos de nuestra casa después de degustar una variedad de platos exóticos y bien condimentados! ¡Es una razón poderosa para venir hasta el mercado y perder algo de tiempo en los pasillos y junto a una encantadora y amable joven!
                 Se lo dije con la mayor creencia del mundo. Mis palabras fueron tan precisan, tan contundentes, y posiblemente tan conmovedoras, que la joven, con una señal de su dedo índice me indicó que la siguiera.
                  Atravesamos la planta baja y nos dirigimos al otro extremo del comercio. Ella iba delante. Yo detrás. Fueron los minutos más sublimes de estos últimos meses en celibato. Estaba disfrutando como un pequeñajo con juguete nuevo. Y aunque en estos instantes era un hombre célibe, mis articulaciones, mis miembros, y mi consciencia, marchaban a pasos agigantados por los interminables pasillos del supermercado con ínfulas de inmortal.  
                 Su manera de andar era, por decirlo de alguna manera, desenfadada, con matices insospechados y con una cadencia irregular implicando cada parte de su estructura ósea y carnal. No me podía dar el lujo de perder ni un sólo detalle. Su pelo, por debajo de los hombros, se balanceaba de uno a otro lado formando figuras en el aire. Los brazos caían a la altura de la cadera y se contoneaban sin una métrica, primero hacia delante, luego al centro, y posteriormente detrás, en una especia de circulo concéntricos hasta topar con cada nalgas. ¡Soy célibe, pero su culo es un portento de ingeniería civil!
__ ¡Puede que lo que busque se encuentre en esta estantería caballero! --y de golpe frenó.
__ ¡Muy bien….! --y sorpresivamente desperté de un sueño bien intencionado.
__ ¡Deseo que halle lo que anda buscando! --tomó aire-- ¡Qué tenga un buen día y una buena noche caballero! --y con un movimiento desenvuelto, giró sobre sus talones dándome literalmente la espalda.
__ ¡Espere! --y mis propias palabras me sorprendieron-- ¡Lo que le voy a decir puede que sea una locura, pero me arriesgaré! --ella detuvo el cuerpo y sus ojos se encontraron con los míos-- ¿Le gustaría probar uno de estos platos esta noche?
                 Un alivio. Respiré profundamente y mi humilde presencia célibe se estremeció.
__ ¿Qué me dice? --respondió ella más que sorprendida, estentóreamente extrañada.
__ ¡Le pregunto si desea compartir estas suculentas hierbas, y demás ingredientes, en variados platos elaborados por mí!
                 Silencio total. Ella no respondió. Se mantuvo callada junto a mí sin saber qué decir o hacer. Al menos no se marchó. Los dos nos miramos. Y la espera se hizo insoportable.   
                  

Continuará............................
fOTOS:ara.


viernes, 5 de septiembre de 2014

¡CÓMO HACER EL AMOR EN UN SITIO INCÓMODO!




(CAPÍTULO XXV)

                ¡El joven delirante quiso hacer una prueba! Dejó al descubierto su pene vibrante para comprobar hasta dónde estaba dispuesto a llegar con su osadía. Lo sostuvo en su amplia mano para contemplar su aspecto y  de esta manera comprobar si continuaba firme en su propósito. ¡De forma intermitente el semen continuaba fluyendo con el menor esfuerzo! Cerró la mano y lo sostuvo con fuerza para detener el goteo continuo, pero fue insuficiente, porque el espeso líquido no sólo no dejó de brotar, sino que bañó sus dedos sin ningún reparo y con esplendidez. Cada gota se transformaba en una contracción de ardor que brotaba de sus entrañas cada vez que miraba a la joven con las piernas dispersas y los senos perdidos al vacío entre la ventana y la arena de la playa. La disfrutaba con todos los sentidos, porque el olfato mimado se desquició de tanto placer, y pidió ayuda desesperadamente. ¡Alguna gota perdida se deslizó por sus nalgas hasta mezclarse con su selecto vello púbico en dirección al sonrosado orificio vaginal que lo miraba con prorrogados parpadeos!
                ¡Ella frotaba sus pechos en el marco, y olfateaba el mar que jugaba con los dos amantes perdidos en su intransigencia de no volver a la normalidad!
                 Cada uno viajaba extasiado en su vivencia y regresaba para conducir a su pareja por senderos no explorados. La joven se enfadó por la huida del pene de su vagina, y en un principio quiso una explicación, pero al ver al joven frente a ella, sosteniendo en la mano su virilidad, le produjo un placer inconfesado. ¡Estaba rígido y esplendido, con todas las venas brotando de su escasa piel! --¡Es una hermosura! ¡Dámelo!-- Se lo pidió al joven en una especie de súplica, pero su paciencia fue inexistente. Y sin esperar respuesta lo tomó. Sólo entonces se dio cuenta que en la mano del chico había esperma. --¡La voy a saborear, y me la tragaré toda! ¿No sé si comenzar por la mano o tu verga?-- Dos segundos fueron suficientes para pensárselo. Sosteniendo con seguridad el pene, guió al joven hasta el ventanal, y lo obligó a sentarse sobre él. ¡Se alzó a horcajadas sobre el chico y sin pedir ayuda, se llevó el falo flamante a su vagina dilatada que esperaba anhelante al vomitador de encantos nada prohibidos!
__ ¡Ahora no te escaparás! ¡Te voy retener en contra de tu voluntad y no dejaré que escapes al menos por esta noche!
                 Pero no fue suficiente para conformarse con esta acción. ¡Más y más deseaba!
                  Él acomodó su culo sobre la madera del ventanal, he inclinó la pelvis para que absolutamente todo penetrase de lleno y hasta el final, y si se podía, algo más. Ella tomó su mano y la puso ante su cara. Entre dedo y dedo paseó su lengua sedienta, a la vez que cabalgaba sin rumbo sobre su amante. Más que beber se mojaba los labios, la cara, y las mejillas con el flujo milagroso.
__ ¡Ahora me toca a mí derramar los fluidos de mi interior! ¡Voy en busca de una contracción precisa, nunca antes experimentada!

                 No dijo nada más, y comenzó la carrera a lo desconocido.