martes, 24 de diciembre de 2013

¿CÓMO HACER EL AMOR EN UN SITIO INCÓMODO?



(Capítulo III)


                 Antes de seguir con el entrenamiento de nuestra persona en su conjunto, físico y mental para llegar a nuestro objetivo final, quiero daros una lista de los posibles sitios incómodos que llegaremos a utilizar en algún momento. Esto es simplemente algunos ejemplos de una cantidad muy amplia. Después, poco a poco, iremos desarrollando cada uno de ellos, hasta llegar a dominaros a la perfección.


Ejemplos:

<< Sitios incómodos corporalmente >>

1-- En una ventana que dé al exterior. Los cuerpos visibles de cintura hacia arriba. Lo más importante, el control y desarrollo de los gestos faciales.

2-- Luchando contra la corriente, en desembocaduras de ríos o saltos de agua. Se practica completamente desnudo.

3-- Con el cuerpo del revés. En un espacio pequeño, apoyando los pies contra el techo y las manos al suelo. Esta opción, tiene muchas variantes respecto al tamaño de cada participante.

4-- En una verja colonial. Utilizando el frío metal como intermediario entre cuerpo y cuerpo. Importante las posiciones utilizadas.

5-- En las alturas. Las ramas de un frondoso y seguro árbol es el sitio ideal. Lo importante es sentir la sensación de que todo nuestro cuerpo cuelga. Hay que interactuar con la naturaleza.

6-- Seguir la línea de la traslación en suelos irregulares. Este sitio es más complicado de encontrar, pero lo ideal sería, sobre diferentes rampas que van provocando el cuerpo en cada inclinación, y seguir una lógica del movimiento.

7-- Encontrar o crear un espacio completamente viscoso u/o resbaladizo que provoque la inercia del cuerpo. La correcta selección del líquido espeso o cualquier otro elemento es fundamental. Un buen aceite vegetal (en abundancia), tonificaría los rincones más íntimos de nuestro cuerpo. ¡Lo importante! ¡Cada uno de nuestros órganos sexuales debe estar siempre en movimiento!

*Como verán, el cuerpo debe estar bien entrenado y lubricado.



¿CÓMO HACER EL AMOR EN UN SITIO INCÓMODO?





(Capítulo II)
                 

                 En el capítulo anterior vimos cómo disponer el cuerpo para intentar  moldearlo con la intención de practicar el sexo en sitios incómodos. Este entrenamiento que mencioné en el capítulo anterior debe mantenerse por siempre; un día perdido, influye mucho para alcanzar el objetivo deseado. Esto es importante, para quien desee sentirlo verdaderamente un objetivo prioritario en su vida sexual, para los conformistas no. Solamente nos sentiremos satisfechos cuando hallamos logramos las metas que nos hemos propuesto en la vida, lo demás es migaja que se queda en el camino.
                 Si en el sexo solamente estamos dispuestos a observar a cierta distancia  y no nos involucrarnos completamente en la acción, lo demás sobra, y viceversa. La acción, no es únicamente penetración y corrimientos. La tierra se corre y no por ello ha tenido un orgasmo. Esto que les propongo es entrega auténtica y genuina. La misma que necesitaría un perseverante instrumentista para llegar al virtuosismo. Si estamos dispuestos a todo, el sitio incómodo dejaría de ser incómodo.

                 El otro eslabón importante en esta cadena es la mente.  ¡Mens sana in corpore sano! Aunque yo les propongo como primer objetivo, olvidarnos por completo de los patrones y las consignas que han lastrado nuestra mente desde el comienzo mismo de la vida.

                 Es muy difícil entregarnos en profundidad, porque en cada etapa de nuestro desarrollo personal, hay una regla que no podemos transgredir, y que nos mantiene atados, hasta la llegada de la próxima regla que sustituya la anterior. Son los dañinos e impuestos prejuicios que inundan nuestra mente para que siempre llevemos un pensamiento lineal.

                 Aquí por supuesto entran las doctrinas, los credos, las apariencias, y la fuerza de la repetición de las cosas; la mayoría de ellas mal hechas, que con los años se transforman en tradiciones. --¡Estoy muy apegado a las tradiciones!-- ¡Gran, error! No hay nada peor que repetir una acción por voluntad ajena, por el hecho de que así se hizo desde siempre. Una acción repetida a nuestra voluntad, con un sentido pragmático nos beneficia porque nosotros lo hemos decidido así, lo demás no son más que abalorios en determinadas fechas. El sexo no puede ser tradición, y el sitio incómodo menos, porque la tradición es bien cómoda. La tradición es la repetición de lo que se ha venido haciendo desde siempre. El sexo es todo lo contrario.

                 Experimentar sobre lo que tenemos a mano, aunque sea repetitivo y llegar en cada situación a un descubrimiento de nuestro contrario y de nosotros mismos, es positivo. Para esto se han creado los sitios incómodos.

¡Ahora, dejen sus mentes limpias de tradiciones y entréguense al sexo sin ningún recuerdo patentado!

En el próximo encuentro estaremos más conectados.


“¿CÓMO HACER EL AMOR EN UN SITIO INCÓMODO?”

      



(Capítulo I)

                
                 Para enfrentarnos a cualquier contratiempo o dificultad, hay que estar dispuesto o dispuesta a romper con cada una de las barreras estructurales y mentales. Con esto quiero expresar, que los sentidos estén prestos a ser dúctiles cuando llegue la menor oportunidad, y que el espacio, sea una fuente de inspiración y no un obstáculo.
                 Dejar que los impulsos nos sorprendan en cualquier momento, lugar, y hora es un buen síntoma.
                  También es de mucha ayuda la forma física con la que podamos contar. Si nos entrenamos con anterioridad, tendremos más capacidad para enfrentar cualquier espacio por muy incómodo que pueda parecer. En la dificultad está el mayor placer. La resistencia nos da una mayor continuidad, y la elasticidad, variedad en las posiciones a la hora de improvisar. La persona que ha trabajado su cuerpo con mayor constancia podrá sacar el máximo partido al instante del mismo, y hablo de manera general. Al referirme a entrenamiento, deseo describir fundamentalmente el acto sexual. El pene, como la vagina, son músculos, y los músculos que se entrenan no languidecen.
                 El hombre, que pruebe un entrenamiento diario de su miembro, un masaje mañanero que lo mantenga activo y en forma. ¡Que la sangre fluya! Así su tamaño y grosor nunca mermaran. Cada mañana al despertar, mientras con una mano nos cepillamos los dientes, con la otra ponemos en acción al miembro flácido y soñoliento. ¡Ojo, nunca llegar a una masturbación con consecuencias finales, no, el objetivo es entrenar, no desgastar!
                 Cuando esté erecto, tomarlo por la base con dos dedos y hacerlo que gire en círculo en ambas direcciones. Esto repetirlo cada vez que nos cepillemos los dientes. Teniendo en cuenta que son cuatro veces al día las veces que debemos cepillarnos los dientes, el resultado sin lugar a dudas será óptimo. Los que no tienen esta costumbre, ponerla en práctica, para su salud sexual y bucal.
Las mujeres deben fortalecer igualmente los músculos vaginales. En el caso de las féminas, lo mejor es hacerlo mientras se maquillan, por el tiempo que emplean en este menester. Buscar un objeto fálico de goma blanda. Aquí es importante la capacidad vaginal de cada una, a mayor capacidad, menor grosor del objeto, para que el músculo poco a poco se tonifique y marche al encuentro del objeto de goma-blanda. Un buen comienzo sería introducir sólo la punta para contraer los músculos vaginales y poder relajaros después; contraer y relajar, esa es la cuestión. Repetir hasta que terminen de maquillarse. Más adelante, incorporar el ano y el abdomen, pero más adelante. Es como si se tomase una pelota de goma en la mano y la comprimiéramos al máximo, para después soltarla y repetir el movimiento una y otra vez. El ejercicio final es lograr que un delgado lápiz no se escape por su peso de la vagina en su máximo esplendor. Entonces ha funcionado nuestro entrenamiento.
                  ¡Ahora sí estamos listos para hacer el amor en un sitio incómodo! Solamente nos faltaría el entrenamiento mental, pero esto lo dejo para el próximo capítulo.