martes, 24 de diciembre de 2013

¿CÓMO HACER EL AMOR EN UN SITIO INCÓMODO?





(Capítulo II)
                 

                 En el capítulo anterior vimos cómo disponer el cuerpo para intentar  moldearlo con la intención de practicar el sexo en sitios incómodos. Este entrenamiento que mencioné en el capítulo anterior debe mantenerse por siempre; un día perdido, influye mucho para alcanzar el objetivo deseado. Esto es importante, para quien desee sentirlo verdaderamente un objetivo prioritario en su vida sexual, para los conformistas no. Solamente nos sentiremos satisfechos cuando hallamos logramos las metas que nos hemos propuesto en la vida, lo demás es migaja que se queda en el camino.
                 Si en el sexo solamente estamos dispuestos a observar a cierta distancia  y no nos involucrarnos completamente en la acción, lo demás sobra, y viceversa. La acción, no es únicamente penetración y corrimientos. La tierra se corre y no por ello ha tenido un orgasmo. Esto que les propongo es entrega auténtica y genuina. La misma que necesitaría un perseverante instrumentista para llegar al virtuosismo. Si estamos dispuestos a todo, el sitio incómodo dejaría de ser incómodo.

                 El otro eslabón importante en esta cadena es la mente.  ¡Mens sana in corpore sano! Aunque yo les propongo como primer objetivo, olvidarnos por completo de los patrones y las consignas que han lastrado nuestra mente desde el comienzo mismo de la vida.

                 Es muy difícil entregarnos en profundidad, porque en cada etapa de nuestro desarrollo personal, hay una regla que no podemos transgredir, y que nos mantiene atados, hasta la llegada de la próxima regla que sustituya la anterior. Son los dañinos e impuestos prejuicios que inundan nuestra mente para que siempre llevemos un pensamiento lineal.

                 Aquí por supuesto entran las doctrinas, los credos, las apariencias, y la fuerza de la repetición de las cosas; la mayoría de ellas mal hechas, que con los años se transforman en tradiciones. --¡Estoy muy apegado a las tradiciones!-- ¡Gran, error! No hay nada peor que repetir una acción por voluntad ajena, por el hecho de que así se hizo desde siempre. Una acción repetida a nuestra voluntad, con un sentido pragmático nos beneficia porque nosotros lo hemos decidido así, lo demás no son más que abalorios en determinadas fechas. El sexo no puede ser tradición, y el sitio incómodo menos, porque la tradición es bien cómoda. La tradición es la repetición de lo que se ha venido haciendo desde siempre. El sexo es todo lo contrario.

                 Experimentar sobre lo que tenemos a mano, aunque sea repetitivo y llegar en cada situación a un descubrimiento de nuestro contrario y de nosotros mismos, es positivo. Para esto se han creado los sitios incómodos.

¡Ahora, dejen sus mentes limpias de tradiciones y entréguense al sexo sin ningún recuerdo patentado!

En el próximo encuentro estaremos más conectados.


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