(Capítulo
I)
Para enfrentarnos a cualquier contratiempo
o dificultad, hay que estar dispuesto o dispuesta a romper con cada una de las
barreras estructurales y mentales. Con esto quiero expresar, que los sentidos estén
prestos a ser dúctiles cuando llegue la menor oportunidad, y que el espacio,
sea una fuente de inspiración y no un obstáculo.
Dejar que los impulsos nos
sorprendan en cualquier momento, lugar, y hora es un buen síntoma.
También es de mucha ayuda la
forma física con la que podamos contar. Si nos entrenamos con anterioridad,
tendremos más capacidad para enfrentar cualquier espacio por muy incómodo que
pueda parecer. En la dificultad está el mayor placer. La resistencia nos da una
mayor continuidad, y la elasticidad, variedad en las posiciones a la hora de
improvisar. La persona que ha trabajado su cuerpo con mayor constancia podrá
sacar el máximo partido al instante del mismo, y hablo de manera general. Al
referirme a entrenamiento, deseo
describir fundamentalmente el acto sexual. El pene, como la vagina, son
músculos, y los músculos que se entrenan no languidecen.
El hombre, que pruebe un
entrenamiento diario de su miembro, un masaje mañanero que lo mantenga activo y
en forma. ¡Que la sangre fluya! Así su tamaño y grosor nunca mermaran. Cada
mañana al despertar, mientras con una mano nos cepillamos los dientes, con la
otra ponemos en acción al miembro flácido y soñoliento. ¡Ojo, nunca llegar a
una masturbación con consecuencias finales, no, el objetivo es entrenar, no
desgastar!
Cuando esté erecto, tomarlo por la base con dos dedos y hacerlo que gire
en círculo en ambas direcciones. Esto repetirlo cada vez que nos cepillemos los
dientes. Teniendo en cuenta que son cuatro veces al día las veces que debemos cepillarnos
los dientes, el resultado sin lugar a dudas será óptimo. Los que no tienen esta
costumbre, ponerla en práctica, para su salud sexual y bucal.
Las
mujeres deben fortalecer igualmente los músculos vaginales. En el caso de las
féminas, lo mejor es hacerlo mientras se maquillan, por el tiempo que emplean
en este menester. Buscar un objeto fálico de goma blanda. Aquí es importante la
capacidad vaginal de cada una, a mayor capacidad, menor grosor del objeto, para
que el músculo poco a poco se tonifique y marche al encuentro del objeto de
goma-blanda. Un buen comienzo sería introducir sólo la punta para contraer los
músculos vaginales y poder relajaros después; contraer y relajar, esa es la cuestión. Repetir hasta que terminen
de maquillarse. Más adelante, incorporar el ano y el abdomen, pero más
adelante. Es como si se tomase una pelota de goma en la mano y la comprimiéramos
al máximo, para después soltarla y repetir el movimiento una y otra vez. El
ejercicio final es lograr que un delgado lápiz no se escape por su peso de la
vagina en su máximo esplendor. Entonces ha funcionado nuestro entrenamiento.
¡Ahora sí estamos listos para
hacer el amor en un sitio incómodo! Solamente nos faltaría el entrenamiento
mental, pero esto lo dejo para el próximo capítulo.
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