CAPITULO
LXXX.
Los presentes: los unos, los otros, aquellos
y aquellas, el todo; habían comenzado
a presentar síntomas de una pésima circulación sanguínea. Sus cuerpos desnudos encabezaron
el violáceo grupo de los impacientes. Los excitados seres que necesitan pasar a
otra etapa para comprobar que aún se mantienen sexualmente activos. ¡Y no
estaba equivocado este subgrupo! Cuando nuestros órganos, no sólo los sexuales,
cambian repentinamente de tonalidad hacia el amoratado, primero indica que
continuamos con vida, y esto es positivo, porque muchos piensan que por el
simple hecho de respirar están vivos.
¡Pero
no es así, se equivocan radicalmente! ¡Puedes respirar y estar orgánicamente muerto,
cadáver!
Y lo segundo, es que el violáceo, es
el color del sexo, de la pasión. Entonces si nuestro prepucio, mejillas, lengua,
vulva, dedos y manos, bordes y costuras del ano, labios vaginales (menores y
mayores), y labios carnosos ubicados al comienzo de nuestra boca, presentan una
tonalidad de este estilo, significa que podemos gritar porque tenemos vida más allá
de un mecánico bombeo del corazón.
Y como este grupo de hombres y
mujeres después de un largo proceso de tocamientos y auto-complacencia en esta paradisíaca cala, no deseaban otra cosa que liberar la tensión sanguínea
acumulada en estos definidos puntos antes mencionados, por su bien no podían continuar
con las manos cruzadas. Hay que permitir que la sangre continúe su curso y
llegue donde sea justo y necesario. Lo mismo sangre como fluidos.
La pareja sobre la arena, o
sobre la arena ¿una pareja? A su alrededor el subgrupo de personas con sus
órganos intensamente amoratados de pasión. Unos miran a los otros, y los otros
se olvidad que los unos les miran. Suplican, piden intensamente que los posean,
que ellos también desean ser parte de la cala, pero de una parte viva, de una
parte extremadamente sensual y provocadora, de una activa parte que interactiva
con la otra. De una parte dispuesta a perder algo más que la cabeza por
disfrutar de un pletórico orgasmo.
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¡Queremos ser poseídos por ellos y por
ellas, por cualquier ser que pueda profesar emoción! –dijo una parte
significativa del subgrupo de seres violáceos.
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¡Nos están mirando con fuego en los ojos! –le dijo la joven a su amado.
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¡Desde hace un buen rato mi amor! –le contestó el joven.
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¿Qué vamos hacer? –preguntó la chica intentando ocultar la excitación de sus
pezones.
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¡Creo que nada, es demasiado tarde! --habló el joven cubriendo con su cuerpo
parte del pecho de la joven-- ¡Podemos hacer tres cosas! ¡La primera, nos levantamos
y nos vamos! ¡La segunda, olvidamos que existen y continuamos disfrutando el
uno de la otra! ¡Y la tercera, invitarlos a participar en nuestra particular
fiesta salina!
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¡No! –gritó la joven.
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¿No qué? –preguntó el chico.
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¡No podemos invitarles! –afirmó la chica.
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¿Por qué? –preguntó el chico.
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¡Porque,………..nunca lo he hecho, me da vergüenza………...! –titubeó la chica.
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¡Con la vergüenza no se come, pero si os
parece bien nos comeríamos hasta las ilusiones vuestras! –afirmó la otra
parte del subgrupo de los seres violáceos.
__
¡Nuestro amor está por encima de lo material! ¡Siempre nos amaremos mi amor! ¡Y
cuando dos seres se aman, no deben ser egoístas, porque intentar retener el uno
al otro, es irreparable una contradicción!
Mientras
el sonido de las palabras del joven se derramaba por la cala junto con las
profusas intenciones; los demás, los otros, ella (su pareja), y los hombres y
mujeres del subgrupo de seres violáceos, quedaron mirando el horizonte, en
silencio, esperando un poco más; porque aparte del sexo, no hay nada más
excitante para un humano que una señal, una frase que nos anuncie que como
mismo amamos, nos pueden amar.
El
eco de una voz, no importa la hora, el lugar, o el espacio, es un bien que
escasea, y que debemos cuidar para que nuestros oídos no sientan celos de
nuestro pelo, de nuestras piernas, de nuestro pecho, o del mismo sexo; porque
en muchas oportunidades, en las más, lo que deseamos es sentirnos arrullados
por una profunda palabra, una palabra para abandonar este cuerpo y entregarnos
al ardor de los sentidos.
Te amo………….
Continuará.....................
DISEÑO
GRÁFICO: MANDY BLUEE.