viernes, 13 de septiembre de 2013

¿CÓMO HACER EL AMOR EN UN SITIO INCÓMODO?






CAPÍTULO LXXVIII.


                 Entre la espuma salada los amantes se regodearon sin escatimar esfuerzos y sudores. Se movían cual pez en el agua, y sus contorsionistas cuerpos cambiaban de posición una y otra vez. Él se enlazaba de cabeza, en diagonal, de un lado, y de otro, sin pensar que se podía despeñar en cualquier momento entre la piel de su amada y sus infinitas fantasías. Por su parte, ella, simplemente dejó que el timonel condujese su nave sin poner trabas a nada, y para saborear las mieles del peligro, no le preguntó hacia dónde se encaminaba el amante en cada embestida.
                 Él y ella, los dos, como únicos seres exaltados dentro de la apacible cala, lo olvidaron todo, absolutamente todo; sus pensamientos, sus dudas, sus inseguridades, sus fobias, y hasta la mal llamada decencia que tanto nos cuesta desprendernos de ella. Y con la poca, o nada de “decencia” que mantenían sobre sus consciencias, continuaron sin prejuicio su viaje por el fondo marino. Cada uno de ellos viajó libremente, y en pocos minutos el más despistado de sus poros, se expandió por todo el espacio marino abarcando cada uno de los apetecibles rincones, de él, y de ella.
                 Los demás, los otros, los que hasta ahora simplemente escuchaban y miraban, se sintieron de pronto excluidos, y pensaron que el mundo era demasiado detallista y diverso para que no contasen con ellos.
                 Primeramente se acercaron sigilosamente a la distanciada pareja que había emprendido su particular viaje a cada una de las profundidades habidas y por haber. Llegaron por todos los puntos los curiosos observadores, pero él y ella no estaban para perder el tiempo en asuntos sin importancia y continuaron con su interminable juego.
                 Para cualquiera que llegase de sorpresa a la cala, se encontraría a una singular pareja sobre la arena enroscándose de placer, y a su vez, a un grupo de lascivos mirones intentando intervenir en la apasionada contienda que se desarrollaba ante sus ojos; pero la solapada realidad, la que se oculta en el lado sensible de nuestras emociones y fantasía, era bien distinta, sencillamente otra, la de un emocionante viaje de veinte mil leguas de………….
          
                
Continuará.....................   
fOTOGRAFÍA: ara.