-- CINCO --
Al final
Valentín, después de que las ideas navegaran con toda profundidad por su cabeza,
pensó que lo mejor sería redactar un texto libre pero a la vez poético donde
Evelyn descubriese directamente el sentimiento que sentía por ella. Mi amigo
Valentín se dejó llevar por sus emociones y se entregó de lleno a su objetivo; pero
siempre con la sinceridad por delante. Creo que mi amigo no estaba mal
encaminado. Lo importante en una declaración de amor es acometer la acción con
una entrega única y absoluta. No importa si las frases o el lenguaje utilizado
no portan valores por llamarlo de alguna forma artísticos. La calidad de una
confesión sentimental no la podemos valorar por su profundidad literaria, no;
más bien, por la veraz entrega que hace el portador de la misma.
Valentín se
pasó la noche anterior traspasando hermosos adjetivos de su cabeza al papel. No
le importó los emborronamientos, porque las ideas fluían como las aguas de un
caudaloso río que se abalanza por una pendiente hasta caer al vacío. ¡Aquí
comprendió que amaba a esta mujer, la idolatraba, y no la quería perder por
nada en este mundo! Él sabía que poco le quedaba a Evelyn para que concluyera
su práctica, y de alguna manera su calificación podía influir en la decisión de
continuar en la empresa o marcharse lejos de él; pero Valentín era consciente
del estado en que se encontraba; para nada su valoración sería objetiva. ¡Los
encantos de Evelyn fueron suficientes para que su criterio profesional pasase a
un segundo plano!
¡Amaneciendo concluyó su escrito! Nada más
tuvo tiempo para darse una ducha antes de entrar en la oficina. Fue el primero
en llegar a la empresa y a toda velocidad se dirigió al cuartillo de la
fotocopiadora con los documentos que se debían fotocopiar. En más de una
ocasión Valentín dejaba en la mesa de la fotocopiadora la documentación que se
debía duplicar para agilizar el trabajo; y esta vez pensó que sería lo mejor
para que Evelyn comenzase cuanto antes su labor y él a su vez acortar la
traumática espera. Revisó los pliegos que estaban en el porta-papel y por la
cara que sabía que no serían impresos los documentos deslizó su declaración de
amor para que se mezclase con los demás folios. ¡Por una cara quedaría el
documento, y por la otra su extenso mensaje de amor al portador! Entonces en el momento de revisar Evelyn el documento se daría cuenta de que algo no estaba bien, y leería el escrito. Para ser más sutil, Valentín no firmó su manifiesto, ni señaló a
quién estaba dirigido. En esta decisión su timidez estuvo por encima de su franqueza.
Al parecer este día señalado en la
vida de Valentín no fue el más propicio. Se encerró en su oficina y esperó que
los acontecimientos cayesen por su propio peso; pero no fue así. Este día
señalado Evelyn llamó para comunicar que no podía presentarse en el trabajo porque las fiebres no la dejaban salir de la cama. --¡Maldición!—Pensó
mi amigo y salió como un bólido en dirección al cuartillo de la fotocopiadora.
¡Demasiado tarde! ¡Sobre la mesita ya no estaba la documentación que Evelyn
debía fotocopiar!
Continuará…………….
Fotos: ARA.
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