PARTE
29.
¡La sopa está demasiado
caliente, pero no mucho más que mis sentidos! Flavia desde hacía algunos
segundos absorbía con relativa pasión el caldo amarillento que flotaba en su
plato. Entre sorbo y sorbo entornaba sus ojos y buscaba la mirada cómplice de
Tatiana para entre las dos provocar mis impulsos y todo lo demás que pudiesen. ¡No
sabía lo que se proponían, pero estaba dispuesto a ser todo oído y nervios para
captar sus intenciones!
Me era demasiado incómodo
continuar con el lenguaje de signos delante de los abuelos pero estaba en
disposición de no renunciar a nada por estas mujeres que me estaban tornando demasiado
imprudente. A mi izquierda pero de frente Flavia, y a su lado pero a mi derecha
Tatiana, que estaba marcando el compás del tiempo con los dedos de sus pies entre
la boca de mi pantalón corto y mi muslo. Ambas casi sincronizadas se llevaban la
cuchara a la boca y sentía el líquido humeante como bajaba por sus gargantas
sin medida.
El dedo más grueso del pie de
Tatiana junto con el más largo abordó mis entrepiernas en dirección a las profundidades
de mis partes púdicas. Sabía que podía esperar cualquier cosa si dejaba entrar
parte de Tatiana en mi espacio; lo sabía pero me moría de ansias por conocer el
desenlace de sus propósitos. Tatiana poseía buen pulso y dedos lo
suficientemente independientes y entrenados para despejar el camino y continuar
por rumbos escabrosos.
¡Si por un instante hubiese
sospechado que tendría una exploración de las partes bajas, con toda seguridad ahora
estaría en la mesa sin ropa interior! Mucha habilidad hay que tener para
apartar el calzoncillo y encontrar lo que se busca palpando entre arrugas. Y esta
destreza o pericia, la poseía Tatiana sin ningún género de duda. Su pierna se
abrió camino entre mis rodillas, pero para estar más segura y continuar el
recorrido, dejó intervenir a un segundo pie. ¿Sería el de Flavia? No lo podía confirmar
porque los abuelos lanzaban continuas preguntas y comentarios para que el convite
fuese más ameno. Lo que menos deseaba era llamar la atención. Estaba muy a
gusto entre mi plato de sopa y los agradables pies que habían alcanzado mis
testículos. Un completo ejército de cálidos dedos se movían dentro de mi pantalón
intentando encontrar razones suficientes para permanecer por tiempo indefinido
en mi interior, y para provocar si los dejo, una deleitable guerra.
Continuará.............................
Fotos:
ARA y Mandy.
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