domingo, 10 de marzo de 2013

CÓMO HACER EL AMOR EN UN SITIO INCÓMODO?




(CAPÍTULO LXVII)
                              
                                          EL TACTO (Los cuerpos)

                  Después de un lógico y extenuado reconocimiento táctil se acercó el momento de la selección como diría Charles Robert Darwin, de la especie, para consolidarla en todos sus aspectos sin escatimasiones y melindres. Este será el instante en que cada uno de los sentidos, de los cinco y algunos más, se confabulan para hacer conscientemente una selección que nos complazca  y así satisfacer nuestro ego y nuestras carnes. El tacto o  acción de palpar, manosear, tentar, acariciar, hurgar, o restregar en espacios diferentes al nuestro, siempre nos ha provocado a nosotros, la humanidad, un placer inconfesable para muchos, pero para otros, la extenuación misma de los sentidos al saber que vamos a disfrutar de la piel de un segundo, tercero, cuarto, etcétera, etcétera, ser, y otro ser, disfrutará de la nuestra sin la más mínima complicación por ambas partes. Esta sencilla decisión allanará el camino para que las manos se puedan mover por un sinfín de territorios de la piel de los integrantes del círculo. Unos tocarán, y otros se dejaran tocar, como en la cotidiana relación de parejas, donde el equilibrio es necesario para mantener una continuidad. Yo te amo y tú te dejas amar, porque es la postura que hemos tomado en esta relación, de igual manera tú me rozas y yo me dejo rozar, y así, sucesivamente se intercala.
                 ¡No es una orgía, no estoy hablando de una orgía! Las orgías como se entienden para el común de la humanidad, están repletas de vicios confesos que empañan el placer, y se centran en una liberación de energías momentáneas que terminan al final de la jornada en un vacío tempestuoso, dejándonos el cuerpo y el sexo, en una posición desventajosa, no, yo les hablo de una cala, de unos sentidos, de una previa aceptación, un regodeo de intenciones, y un sopesamiento de posibilidades sin ataduras morales. En las relaciones carnales todo está permitido, menos las vejaciones y el no consentimiento, lo demás bien puede entrar en una experiencia gratificadora, complementaria, o sublime, para engrandecer nuestra posición en la escala social. Nuestros valores son esenciales y sólidos a partir de las experiencias vividas y no de la acumulación de riquezas materiales. Con toda seguridad será mejor persona el que se ha entregado sin limitaciones siendo consecuente y coherente con sus principios, a aquel que va por la vida mostrando sus efímeros logros inanimados. El sexo amigos, es el complemento perfecto para evolucionar en la especie, para subir un escalón más y demostrarnos que practicándolo de esta manera consensuada, análoga, y sincera, nadie nos podrá encadenar o manipular. La libertad empieza en el sexo y termina en él.  
  
Continuará.....................   
fOTOGRAFÍA: ara.    

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