VEINTITRÉS.
Entre la lengua y el dedo, un mar de sensaciones floreció, y los cálidos
amantes no dejaron de inventarse porque cualquier cosa les parecía poco. Dolores
decidió sin contar con Vicente que se pondría a horcajadas sobre su boca, para
que nuestro amigo continuase innovando con su magistral armazón vaginal. Las
piernas abiertas de Dolores quedaron dispuestas de tal forma para que la
azarosa lengua de Vicente le hiciese una visita por tiempo indefinido a sus
partes más íntimas. La imagen de una vulva desde la posición privilegiada en
que se encontraba nuestro amigo Vicente es completamente asombrosa, porque a
menos de veinte centímetro una compleja y curiosa escultura se expande con
todos sus elementos arquitectónicos para ser manipulada sin apenas contemplación.
Es lo que se llama arte visual activo, donde no solamente se admira la belleza
de la obra, sino también se husmea hasta dar con su oculta fragancia, se palpa
indistintamente por todo su contorno para sentir la delicadeza de su superficie,
se escucha el murmullo de sus labios frotándose entre ellos cuando se contraen,
y por último, siendo posiblemente la más sibarita, la degustación de su
composición, es cuando recopilamos el recuerdo de las demás impresiones en la
boca, en el paladar y en la consciencia, porque Vicente, nuestro afanado pero
ingenuo amigo, jamás había tenido tan cerca una escultura de mujer en forma de abertura.
--¿Quién dijo que el cielo no se puede alcanzar con un dedo, no lo sé, pero mi
lengua es suficiente para poseerlo?—Pensó Vicente en alta voz, y Dolores se aprovechó
del ladino comentario. Despejó aún más la entrada a su mundo de fantasía, lo
despejó deslizando las rodillas hacia los bordes de la cama para que sus
entrepiernas se alineasen con la boca de su amante, que esperaba como una cría
de ave, la llegada de su pitanza.
__ ¡Hunmm, es muy suave, me gusta! –Le dijo
Vicente a Dolores después de introducir el comienzo de su lengua en la perfecta
oquedad.
__ ¿Te gusta mi amor? –Le preguntó
Dolores acomodando su estructura vaginal.
__ ¡Como diría un amigo, es para comérsela
toda! –Le respondió Vicente que lamía y se relamía.
__ ¡Es toda tuya! –Dolores al ver la
completa disposición de su amado para con sus partes púdicas, despejó lo más
que pudo con sus dedos la antesala de la misma.
__ ¡Me gusta, me gusta, me gusta!
Vicente se regocijaba y se saboreaba
como lo que era, un ávido adolescente que alucinaba con el más bizantino incentivo,
aunque en este caso con razón, nuestro amigo estaba degustando algo concreto y
especial que le provocaba y estimulaba los sentidos. Se estaba impregnaba de una
manera arriesgada de los jugos poderosos de la experimentada Dolores. Digo de
una manera arriesgada, porque de la manera en que Vicente degustaba, con un
simple chasquido de dedos, se podría atragantar con tanta saliva recopilada.
Continuará....................................................
DISEÑO GRÁFICO: ARA Y MANDY.
No hay comentarios:
Publicar un comentario