(Capítulo VIII)
EL
OLFATO.
Ejemplo
del capítulo III:
<<
Sitios incómodos corporalmente >>
1--
En una ventana que dé al exterior: Los cuerpos visibles de cintura hacia
arriba. Lo más importante, el control y desarrollo de los gestos faciales. El
trabajo mental es fundamental para llegar al sitio incómodo con alguna ventaja. Un por ciento alto del juego
sexual consiste en tener la imaginación algo más entrenada de lo normal.
Pondremos
como ejemplo una ventana que de al
exterior (la calle, el mar, la montaña, un patio vecinal, etc.) como sitio incómodo, en cada uno de ellos tendremos
una amplia y variada gama de olores y
sensaciones. El simple hecho de saber
que estamos practicando el acto sexual en complicidad con lo que nos rodea y
mucho más allá, hasta rosar el infinito, hace que los sentidos se expandan sin
límites, convirtiéndonos en seres creativos. La energía nuestra hay que
compartirla con el universo, porque de él, la hemos recibido.
Si hemos hecho todo lo que se
indica en los capítulos anteriores, comenzaremos por La ventana. Saben que en este ejemplo nos centraremos
fundamentalmente en el olfato.
Partiremos con una pareja que
se halla en el interior de una habitación con vistas al mar. Si el encuentro es
programado simplemente para utilizar el sitio
incómodo, el juego puede llegar desde antes, extendiéndolo a otro “sitio” que
posiblemente no guardaban en mente. Esto ampliaría las posibilidades en la
relación, y la imaginación se pondría a prueba. Si el encuentro surge producto
de una estancia prolongada, o es nuestra vivienda habitual (esto es en el caso
de parejas que conviven), sería un buen pretexto para renovar el mobiliario de
las pasiones, y escapar de las relaciones
monótonas y esperadas por ambos.
Ejemplo de una pareja que se cita en un
sitio incómodo:
¿De qué forma nos dirigimos a nuestra pareja si es una sorpresa? (este
es el ejemplo en que los dos son consciente del encuentro, pero solamente uno,
tiene en mente “la ventana al exterior”)
__
¡¡Hoy vamos a follar, chingar, yacer, templar, liarnos, hacer el amor,
empatarnos, aparearnos, acoplarnos, enredarnos, etc., etc., etc.........en la
VENTANA!!
¡¡NO!! ¡Toda la comunicación
debe llegar a través del olfato! Hay
que lograr que las hormonas choquen entre ellas y sus olores se disparen hasta
escapar por los poros; por supuesto, debe haber una predisposición olfativa y
corporal de ambas partes.
La persona que tiene en mente
la ventana, lo primero que hará es,
abrirla de par en par, y así el aroma del mar penetrará en la habitación. Es el
mejor pretexto para sugerir un acercamiento a dicha ventana. Una vez allí, comenzamos a respirar despacio y
profundamente, sintiendo que en cada una de las inhalaciones, poseemos el
universo. Con esta táctica comenzará una deliciosa y sensorial excitación. Todo
nuestro ser tomará una dimensión mayor. La persona que no sabe de la “ventana
al exterior” conectará al instante, dejará de ser objeto pasivo, para ser objeto
receptivo; y entre los dos, se formará un puente único de fluidos
olfativos.
Continuará.................................
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