domingo, 24 de febrero de 2013

EPISODIO 3


                                                     

                    "LA VIDA SECRETA E ÍNTIMA DE AGAPITO MORALES"
                                                     EPISODIO
                                                            --3--  

                 Todo comenzó un domingo de verano. Aunque el buen tiempo acompañaba en la luminosa mañana, las callejuelas, el recodo, y Bumel en su totalidad, se mostraba a la vista del forastero completamente desolada. Mi madre y su maleta llegaron a la plaza del pueblo después de un largo recorrido que comenzó caminando, continuó en moto, siguió en automóvil, prosiguió en tren, y terminó en barco. Estos medios de transporte dejaron el cuerpo de mi madre desencajado y adolecido antes de alcanzar su destino; necesitaba una pausa urgente para tomar fuerzas y organizar las ideas. En lo más íntimo de su ser, la duda y el miedo, se regocijaban con su desolación; pero mi madre no estaba dispuesta a sentirse vencida por la larga travesía, y sabía que debía luchar con todas las consecuencias posibles.
                 En uno de los extremos de la plaza había una edificación de dos plantas con la fachada descorchada y mugrienta; y sobre los balaustres del segundo piso un cartel de madera se balanceaba contra el metal oxidado del balcón. Con mucho esfuerzo se podía leer con letras nada armoniosas y difusas “Posa a de l s cuaTros esq inas”. Posiblemente el simple letrero fue suficiente para llamar la atención de mi madre, que sin pensarlo, dirigió su maleta a las escaleras del viejo caserón y no se detuvo hasta que su cuerpo se desplomó en uno de los sofás del vestíbulo. ¡Los pies llegaron al paraíso prometido y no estaban dispuestos a renunciar a tal privilegio! Mi madre cerró los ojos y se perdió en la nada misma. Toda ella se abandonó a la suerte del momento. Nunca me dijo el tiempo que estuvo dormida, pero cuando despertó, vio delante de ella una robusta mujer que la examinaba con curiosidad desde su posición elevada. Mi madre sin hacer pausa le dijo.
__ ¡Le compro el hotel, no importa lo que cueste, estoy dispuesta a pagar por él el precio que usted disponga! ¡No haré ningún tipo de regateo, no es mi estilo! ¡Qué me dice usted!
                 Y no dijo nada más, se incorporó dejando solamente las posaderas apoyadas en el sofá y esperó la respuesta de la mujer que la observaba.
__ ¿Qué está usted hablando? ¿De qué hotel me habla?—preguntó la señora.
__ ¡De este hotel! ¡Bueno el cartel dice “posa a” o algo parecido!—dijo mi madre.
__ ¿El cartel? ¡Hace años que le he dicho a mi hijo que descuelgue el maldito cartel que puede traer confusión! ¡Señorita, hace muchos, pero muchos………, creo que al menos veinte años cerramos! ¡Fue por falta de huespetes!
__ ¡Huéspedes!—afirmó mi madre.
__ ¡Sí! ¡No llegaban al pueblo los que van de aquí para allá…..! ¡Lo que le digo no habían huespetes!
__ ¿Vive usted aquí?—preguntó mi madre.
__ ¡Noooo, no, que dice usted! ¡Vivimos en una de las callejuelas que da a la panadería del pueblo, torciendo por la esquina que está allí, mire!---y  señaló con el dedo hacia la maltrecha ventana--- ¡Digo vivimos porque somos mi hijo y yo! ¡Su padre murió, y desde ese momento en este negocio nadie más entró, palabra de santo!
__ ¿Por respeto a su marido?---fueron las palabras de mi madre.
__ ¡No, no, qué me dice! ¡Puso mi marido un pie en el cementerio, y los huespetes, fuuu, fuuu, fuuu, desaparecieron! ¡El negocio lo tuvimos que enterrar………… cómo a mi marido, que en paz descanse!
__ ¡La comprendo señora y lo siento!
__ ¡No lo sienta usted, mi marido era un hijo de………su madre, que también en paz descanse! ¡Lo que siento es que no vinieran más huespetes! ¿Sabe usted que entre otras cosas yo era la cocinera de este negocio, y no porque lo diga yo, la mejor de toda la comarca, de toda, enterita?--- concluyó con mucho orgullo.
__ ¡La felicito señora!
__ ¡Qué dice, primero lo siente y ahora me felicita! ¡La felicito, la felicito! ¡Lo mejor que me ha pasado es que se muriera mi marido, era un………..ahora cocino para su hijo, bueno mi hijo, ya sabe…….el hijo de ambos dos! ¡Mi hijo es todo un hombre, pero no salió a su padre, porque me he encargado de mantenerlo a rayas! ¡Fuuu, fuuu, fuuu! ¡………….! ¡Es usted muy callada señorita, no se le puede sacar una palabra de la boca! ¿De dónde viene? ¡Pensándolo, pensándolo, es usted……..forastera! ¿Me equivoco?
__ ¡No señora, para nada, es usted muy inteligente! ¡Acabo de llegar al pueblo, pero soy de muy cerca de aquí, en la comarca!---le contestó mi madre.
__ ¿Seguro, no me miente usted señorita?
__ ¡Le doy mi palabra señora, no le miento!
__ ¡Trato hecho, le vendo esta ruina!--- y su boca por vez primera dejó de emitir palabra.
__ ¡Le decía………..lo del dinero………..!
__ ¡Después hablamos de los oros! ¡Relájese mujer, ha llegado a Bumel, donde el tiempo no es oros! ¡…………..! ¡Mejor le preparo un caldo de ave que seguramente la hará volar………es una broma! ¿Cuénteme, qué viene hacer por aquí, está de paso, o posiblemente torció el rumbo y se dirigía hacia la parte del otro lado del…………….?
                 La señora siguió con su verborrea interminable y las preguntas intencionadas que al parecer amenazaban con ser eternas. Mi madre se levantó del sofá, compuso su vestido, tomó la maleta, y sin escuchar una palabra más dijo:
__ ¡Estoy lista señora!
__ ¡Vamos a mi casa, después hablamos de negocio!
                 La señora sin dejar de hablar tomó la maleta de mi madre y se marcharon las dos por el centro de la calle desierta de Bumel.




DISEÑO GRÁFICO: MANDY BLUE.

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