sábado, 22 de noviembre de 2014

¿CÓMO HACER EL AMOR EN UN SITIO INCÓMODO?



(CAPÍTULO XXXI)


“La visión” (LA PLAYA)
                
Álvaro se dejó llevar por sus instintos y comenzó a soñar. Su mundo quedó almacenado entre el marco de sus gafas de sol y las sensaciones que estaba recibiendo del exterior más inmediato. ¿Es posible que el mar pueda cambiar a una persona? Fue una pregunta quizás sin sentido pero se sentía a gusto, y dejó que las ideas flotasen en su cabeza como un velero sobre las aguas. Para él, había comenzado una etapa completamente nueva en su vida. El sexo se le estaba revelando sin escrúpulos y, con la fortaleza de un huracán. ¡En pocas palabras, se sintió como un hombre nuevo, pero sobre todo, vivo!
                 Diana, sintió sobre la cara su cabello que se movía inducido por la brisa marina, pero para nada y, en ningún instante, dejó de hacer la labor que con encomienda estaba realizando. ¡Su pie, continuó sobre las extremidades inferiores de su amado sin intención de detenerse por ahora! Ella rebozaba placer y, sensualidad con cada inclinación de su cuerpo. Y así, los torneados dedos de sus pies, se abrieron cual abanico en pleno verano, y fueron en busca de las zonas más desvalidas del embelesado Álvaro.
                 Ella también pensó que la playa sería un lugar ideal para experimentar nuevas prácticas sexuales.
                 Aún no habían llegado a su cala preferida y, las intenciones, comenzaron a mostrarse tal cual eran de antemano. La sensación que estaba experimentaba Álvaro era muy parecida, sin comparaciones fisiológicas profundas, a la vivida después de una larga noche de juerga donde el nivel de alcohol se mantiene en un porcentaje elevado. Una total resaca apreciaba en sus labios, en el sentido del olfato, y en su valiente pene que buscaba la luz del día entre los disolutos pliegues del pareo.
                   El resoplar de viento salado iba dejando sobre la arena inquietas figuras que se cobijaban entre las sombras de los amantes. ¡Una mañana especial! ¡El litoral desierto, para que él, y, ella, continuasen con su labor de conquista!
                 La cala no estaba lejos, pero el tiempo es oro y los instintos no se pueden detener para planificar los minutos y el entorno. ¡Es preciso entregar el alma al instante!
                  Diana se empeñaba en cada intento, para que sus pies no dejasen de arrullar la anatomía de Álvaro. Su propósito, comenzar desde el interior, y de este modo retenerlo un periodo mayor. Para ello, debía poner todo el empeño de sus piernas, aunque le costase perder el equilibrio.

Continuará……………..

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