__ ¡Vamos mi amor, continua, y
no te detengas por nada de este mundo! ¡…….! ¡Así……., te dejo mis labios
calientes y húmedos sobre tu pelvis! ¿Te gusta? –el joven asintió con la cabeza
sin saber en realidad lo que afirmaba. Ahora, en este momento para él todo
significaba, sí-- ¡Mírame, voy a dejar en tu piel mis olores para que nunca más
vuelvas a respirar otros cuerpos! ¿Dime si te gusta……? ¡...........! ¡Te deseo!
¡Lo siento! –la pregunta regresó con mayor intensidad, y la respuesta fue la
misma; él chico afirmó nuevamente, esta vez no con su cabeza, sino con su pene.
La levantó en vuelo, y ella sintió en el borde de su clítoris la fortaleza inexpugnable
de su amado que se desbocó cual un corcel antes de ser cabalgado.-- ¡Eso es,
dame un poquito más, sí, no pares, mira como tiemblan mis piernas; no voy a
detenerme! ¡Estoy aquí mi amor para demostrarte que no me rendiré! ¡Estaré
junto a ti hasta el fin de las ansías! ¡Escúchame! ¡Si tu potencia por algún
motivo flaquea, no me importará! ¡Me has enseñado lo imposible, lo que jamás imaginé
que podía llegar, y estoy dispuesta a tener un orgasmo con sólo mirarte, y si
no lo logro, lo inventaré de la propia nada! –estas palabras surtieron un
efecto milagroso en él, posiblemente el deseado por ella. Ahora, completamente
de pie el joven y, con su amada a horcajadas sobre su cadera, no dejó de
moverse. Para no perderle por el camino con tanto movimiento, la sostuvo con firmeza por cada una de sus nalgas y, comenzó la danza a lo inexplorado.-- ¡Ves
como en cada segundo me gustas más! ¡Tienes el poder de reinventarte en cada
intento, y yo, la habilidad de disfrutarte como nunca antes lo han hecho! ¿Es
verdad o no? –ella preguntaba, y él respondía sin dejar de bullir, saltar, y
agitarse frente al ventanal, que con las muestras de cariño la vieja madera y
sus ventanas abatibles, se creían con todo el derecho de ser parte activa de
esta interminable orgía. Esta reflexión, posiblemente imaginada, no la dejó al
olvido, y colocó las nalgas de la joven sobre una de las hojas abatibles y
prosiguió con su ritmo vibratorio esperando una respuesta de su amada.-- ¡Me
gusta por el camino que me llevas; pero deseo más! ¡Sí, estoy como tú sabes que
he soñado! ¡Entre la espada y la pared! ¡No es la primera vez que lo digo, pero
si te siento como la primera vez! ¡Voy a poner mis piernas sobre tus hombros
para que me penetres a gusto mi amor! ¡No me dejes de mirar! ¡...........! ¿Dios
mío qué es esto? ¡Que delicioso punto de vista! –ella, con la espalda en una de
las hojas del ventanal, comenzó desde su postura a levantar las piernas, y él
simplemente deslizó las manos que sostenían al cálido trasero de su chica,
hasta que las piernas llegaron a sus hombros. -- ¡Ahora nada quedará fuera de
mi control! –dijo ella con seguridad absoluta.
Continuará................................
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