-- Dos –
Esta historia que les voy a
contar la escuche de un amigo hace algunos años. Sucedió que mi amigo estaba
enamorado hasta los huesos de una compañera de trabajo. Él, entre otras cosas, elaboraba en una
oficina encuestas. Recopilaba datos y sondeos estatales, aunque su empresa era
privada. Ocurrió que un día, a principio de semana, llegó a la empresa una
joven de entre veinticinco y veintiocho años de edad para incorporarse a la plantilla. ¡Los años exactos
no lo sabían, pero estaba seguro que serían más o menos esta cantidad!
La sorpresa fue cuando su jefe
lo llamó al despacho y le dijo --¡Valentín te presento a Evelyn, desde hoy tu
serás el encargado de enseñarle los entresijos de la empresa! ¡Espero que seas
un buen maestro y en pocos días le des un curso intensivo! –Mi amigo se quedó
sin palabras, cuál sería el motivo para
que su jefe le concediera esta tarea de instructor --¡Pienso que eres el más
indicado, llevas muchos años en esta empresa y sabes como realizar los informes
y el sitio por donde buscar los datos! ¿Estás de acuerdo Valentín? –Le preguntó
el jefe esperando una única respuesta. --¡Lo que usted diga............!-- No llegó
a terminar la respuesta Valentín --¿Si no estás de acuerdo busco a otro?--
¡¡Estoy de acuerdo jefe!! –Respondió sin titubeo y directamente mirándole a la
cara a Evelyn.
Evelyn era una chica más bien clásica,
esbelta, y con una elegancia natural a la hora de moverse y gesticular. El pelo
a la altura de los hombros con rizos elaborados en alguna peluquería
especializada. Llevaba en el pelo un tono más bien dominado por la influencia de la luz. Cuan
Evelyn pasaba por delante del ventanal de cristal de la oficina, su pelo se
tornaba rojizo agresivo. Con la iluminación de los fluorescentes se inclinaba
al caoba, y en la distancia, cuando Valentín la veía llegar por el largo
pasillo en dirección a la dependencia, Evelyn radiaba la gama de los rayos del sol.
¡Todo esto me lo contaba mi amigo Valentín con la pasión de un adolescente
perdido y sin rumbo!
¡No he alterado su relato, no
he omitido una palabra, he guardado en mi recuerdo cada uno de los motivos de
su forma de actuar! ¡Durante mucho tiempo fui el consejero de mi amigo respecto
a Evelyn! Antes de conocer a la hermosa
doncella, sabía cómo era en todos sus ángulos, su forma de pensar, y sus líneas
majestuosas que me impresionaron con el primer relato de Valentín. ¡Más tarde comprobé
que mi amigo estaba en lo cierto, que su visión permanecía en perfecto estado,
y que sus palabras no andaban perdidas! ¡Evelyn mostraba sus encantos para
todos de forma espontánea! ¡Lo triste en todo esto, que los encantos de mi
amigo Valentín, al parecer, permanecían ocultos!
Continuará............................
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