(CAPÍTULO
XXXVIII)
Los dedos de Álvaro continuaron
con sus definidas huellas deslizándose con arte sobre el terreno abrupto de la
prolongada vagina de su amada. En algunos espacios palpó el leve florecimiento
del vello púbico, en otros, los dejó simplemente a que se humedeciesen por
efecto de invernadero, y abrigó directamente la piel de su amada, sin pelos ni
señales. Álvaro no le dio importancia. Él sabía que la noche anterior ella
había tomado una decisión, un nuevo corte de pelo, o lo que no es lo mismo, un
artístico rasurado en toda su expresión, y, esto le excitó. Desde que
decidieron llevar a cabo el encuentro en la ventana, muchas cosas habían
cambiado, y todas para bien. Sus ojos brillaban de goce ante el resplandor que
se reflejaba en sus caras proyectándose con los rayos del sol.
En su nada discreta exploración
el amado descubrió en el cachete izquierdo del labio interior, un lunar ovalado,
de un intenso color negro, para más detalles, azabache. Lo primero que le vino
a la mente fue mordisquearlo.
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¡No! ¡Me has prometido que solamente mirarás! --fueron las palabras de Diana.
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¡Tienes razón, pero tengo sed! --le contestó Álvaro con una profunda sonrisa y
la lengua a medio blandir.
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¡Si me lo comes terminaremos rodando por la arena y al menos hoy no llegaremos
a la cala!
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¡El tiempo no existe! ¡Olvídalo! ¡Puede ser que toda una vida me lleve el
contemplar tu abertura! -el joven le habló con un hilo de voz.
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¿Sabes una cosa? ¡Estoy a punto de tener un orgasmo y aún no me has penetrado
con los dedos!
Diana aprovechó este instante
para acomodarse aún más. Hincó las rodillas sobre la arena, despejó todo lo que
pudo sus piernas, y arrimó su vulva a la cara de su amado
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¿Qué te parece esta perspectiva? –le preguntó con desparpajo.
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¡Dios mío! ¡Ahora es inmensa! ¡Una
infinita cordillera montañosa me impide ver el horizonte! ¡Es como si volase
sobre las elevaciones para caer por sorpresa sobre la cima de una de sus
crestas! –La impresión de Álvaro no era errada. Sus ojos querían dominar todos
los ángulos posibles hasta encontrar el talismán de sus sueños-- ¡Los matices
son más personales! ¡Creo que lo que buscaba……., lo he encontrado!
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¡Te quiero! ¡No te detengas mi amor, ábrelo todo, y deja que la luz y tus ojos
penetren en mi interior para sentir la vida en mis entrañas! ¡Te amo, y por
nada del mundo dejaré que otras manos, otros ojos, otras bocas, y otra verga me
posean! ¡Antes dejaré que las aguas del mar se lleven mi cuerpo!
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¡No será necesario porque siempre estaré dentro de ti!
Le dijo el joven, y con
lágrimas en los ojos, le fue imposible cumplir con su promesa.
Continuará…………………….
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