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Cualquier
revolución por muy pequeña que sea comienza desde el interior de una sola
persona y lentamente va buscando una salida. Digo esto porque es así. La vida
para nada es corta como pretenden hacernos creer las viejas fabulaciones trasmitidas
de boca en boca. Cada proceso requiere un tiempo de maduración. En mi caso por
ejemplo ha tenido que pasar muchos años para darme cuenta de algo que siempre
tuve ante mis ojos y nunca vi. La soledad junto con los años preparó mi
espíritu para tener una conciencia objetiva.
¡No se le puede
tener miedo a la soledad porque siempre está a nuestro lado para avisarnos de
que algo no funciona! Nosotros somos los que debemos ser conscientes de que es
un factor positivo para tomar decisiones correctas. ¡Siempre debemos consultar
con nuestro interior! Para ello es fundamental llevar una vida activa. La
sociedad está compuesta por seres activos y pasivos. Los pasivos son los que ni
si quiera escuchan su interior, reniegan de la soledad porque “no quieren
problemas en su vida”. Estos seres hacen completamente lo contrario de la
lógica. ¡Cuando las cosas no marchan debemos recluirnos en la soledad y desde
allí partir nuevamente! Es la única manera de encontrar el camino perdido; pero
para lograr esto debemos ser seres activos.
Los activos van
por la vida en soledad, que no es lo mismo sin acompañamiento. Un ente activo
antes de salir a la calle dialoga con su soledad y pone en orden todo su
sistema psíquico y emocional. Hace un listado con las tareas del día. Por un
lado la de inmediata realización, y por el otro las que vendrán dependiendo del
tesón y la voluntad del ser activo. En el lado izquierdo situaremos los deberes
que por necesidad u obligación debemos realizar cada día. Me refiero al
trabajo, la familia, la salud, los compromisos sociales, etc. En el derecho pondremos lo
que deseamos realizar a partir de dialogar con nuestra soledad. Aquí entran
cada una de las acciones que nunca llegaron al exterior, pero que siempre por
ser seres activos las fuimos alimentando poco a poco hasta tenerlas maduras. En
esta parte de la lista van los propósitos primarios. ¡Son las pretensiones! El
deseo, la esperanza, las ambiciones, la pasión, el afán, o el empeño, entre
otros.
Continuará......................
Fotos: Ara y Mandy.
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