PARTE 9.
Después de verlos no fue un
propósito. Deseaba tener en mis manos los pechos de Flavia que se mantenían inmóviles
por mucho que se balanceara la hamaca. Por mi cabeza pasaron incontables
momentos y deseos que únicamente he vivido en sueños. ¡Poseer la posibilidad de
alcanzar con alguna parte de mi cuerpo la armonía y la destreza de lo prohibido,
me produjo sensaciones mundanas! ¡Llegar a tocar los senos de Flavia estaba muy
cerca de la realidad! Todo esto que les cuento lo hago con la visión de los
años y la experiencia vivida. Ahora las cosas toman un matiz más amplio.
Tatiana se perdía en mi pecho
con sus palpamientos inconfesables, y yo no encontraba la ocasión para llegar
con mi boca a los pezones de Flavia. ¡Estaba perdido en el interminable escote
de la blusa que me consumía la glucosa! Ella sabía que la deseaba y
no dejaba de provocarme con su inclinación hacia mi cara. Se apoyaba con lo que
se encontraba a su paso; en mi cuerpo, en la cuerda de la red, sobre la espalda de
Tatiana, en cualquier cosa para no caer al suelo. ¡En ningún instante dejó
de moverse con los pechos al viento.
Las dos llegaron a mi espacio
como una sorpresa anhelada en las fantasías de un adolescente. Llegaron con su
juventud desbordada de hormonas y sensualismo, que expandió mi ardor por límites
hasta entonces no conocido por mí. Fueron provocadoras de la intimidad y
violentaron mi fibra carnal contra todo pronóstico. Sabía que los conceptos se mezclaban,
pero no estaba dispuesto a detenerme para reflexionar sobre una situación
extrañamente placentera, y que el simple conocimiento de las intensiones no
conducía a la calma o a un porque. ¡Decidí entregarme a las dos con miedo pero
sin mesura, hasta alcanzar el conocimiento que la teoría no aportaba! ¡Este será realmente mi primer verano!
Mientras mi pensamiento viajaba
sin medida, las tetas de Flavia invadieron mi frente. En horcajadas sobre mi torso
se sostuvo en la cuerda principal y comenzó a balancear la hamaca de un lado a
otro. Todavía no las podía ver a mi gusto; la blusa de Flavia impedía por
momentos la visualización desde todos los ángulos posibles. Pero observé que el
pezón izquierdo siempre permanecía erecto y con un volumen nada despreciable
para mi fragmentada visión. ¡En mi cara ondeaban dos pechos llanamente
indescriptibles! ¡Mi primer encuentro cercano con lo imposible!
No tenía claro si las quería
tocar, besar, o lamer hasta desgastarlas con toda intención. Las tetas de
Flavia permanecían columpiándose frente a mi cara, y las manos de Tatiana
llegaron por descuido a la cremallera de mi pantalón, y amenazaban con la
intervención de mi privacidad. ¿Esto no me puede estar pasando? ¡Es uno de los
largos sueños bajo el frescor de los naranjos y el aroma de los jazmines en
flor! ¡No quiero despertar porque me gusta perderme en los finales!
Siento uno de los dedos de
Tatiana en mi interior. ¡No es un sueño! Intento incorporarme, pero Flavia con
el pretexto de sostener con firmeza la cuerda me planta uno de sus pechos en
toda la boca. ¡La teta del pezón profundo!
Continuará...............................
FOTOS: ARA Y MANDY.
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