(CAPÍTULO
XXIII)
La joven continuó lamiendo el
miembro desbordado de su amante que se retorcía entre sus labios. No poseía el
valor y el control para detener los pies descalzos sobre el suelo que se movían
sin sentidos. El joven daba la impresión de estar ejecutando un baile ancestral
frente a la mujer amada, al mismo tiempo que se apoyaba sobre la ventana que
había resistido demasiado el peso de cada una de sus intenciones. Él tomó aire
nuevamente hasta desbordar los pulmones, pero esta vez no sintió el fuerte
salitre al respirar. Inhaló los sudores de su piel con la saliva que derramaba
su amante sobre sus testículos comprimidos. ¡Esta vez se juraron que no
opondrían resistencia, y se entregarían sin lamentaciones al diluvio que
amenazaba con invadir sus cuerpos hasta arrojarlos a la orilla del mar!
Ella succionaba, absorbía y
chupaba, y él se retorcía, se enroscaba y disfrutaba. Ella dejó de lamer y
continuó el trabajo con la mano para así poder hablarle al oído. --¡Me gustaría que me penetrases mirando al
mar! ¡Quiero que me conquistes por detrás! ¡No……..! ¡No, ahora no!-- Y para
que él no tomase la iniciativa, trocó las palabras por el sólido miembro y lo
bañó con sus labios hasta quedar seca su garganta. ¡El ejército de mariposas
aleteando sobre el glande se fue transformando en olas marinas que llegaban con
su ímpetu y arrasaban con cualquier superficie por muy irregular o rígida que
estuviese! Ella mostró todas sus armas. Hincó las rodillas al suelo, instaló
sus manos alrededor del culo del joven, y declinó en los músculos del cuello la
labor continuada y mágica de, ahora lo veo, y ahora me lo trago. ¡Estuvo
algunos minutos interrumpidos masturbando con su boca el falo de su amado! Digo
algunos minutos, porque él perdió la noción del tiempo, y sabemos que en estos precisos
instantes el malogrado tiempo es relativo.
Hasta este momento las cosas
marchaban a un ritmo. A decir verdad más bien lento; pero marchaba. Los dos
disfrutaban de este intervalo como si estuviesen ingrávidos o bajo los efectos
de una embriagadora y sensual droga. Sus sentidos y sus músculos se desplazaban
con una plasticidad pasmosa, con eternas y sutiles pausas que ellos sentían
paradisíacamente milagrosas. ¡Cuando el joven depositó su miembro en el interior
de la vagina de la joven todo fue contradictorio! En la punta de su falo sintió
el corazón a una revolución deslumbradora, pero las sensaciones externas se
manifestaban bajo otras reglas más personales. Ella sintió absolutamente la
misma alucinación, los cuerpos se alargaban y se transportaban en el espacio
junto a los objetos, a un tempo muy especial. Ninguno de los dos le importó
para nada a qué velocidad se movía el universo. ¡La joven notó como el pene se
frotaba sobre las paredes de su vagina con mucha insistencia y con percusiones
continuas, pero para qué insistir sobre las percepciones deseadas!
¡Esto fue hasta ahora! ¡Los
sentidos, las ansias, la contención, la pasión, el deseo, los cuerpos vibrantes
y calientes, las morbosas intenciones, la libido, las fantasías ocultas, los
sudores, los fluidos no controlados, los poros, las miradas, el morbo, la piel,
el te quiero, el no puedo más, estoy a punto, te comería de una vez, la mordida
en el labio, me corro, me vengo…….., dios mío, qué está pasando…….., plasf,
plasf, plasf………, el dámela, espera un momento, no, no………., voy a comértela
entera…….., bébetela hasta la última gota, que dura está, muérdela, mira cómo
te la pongo, tengo en la punta lo que te gusta, si sigues de esa forma voy a
perder los pensamientos y con ellos la cabeza, sí, ambas cabezas, perdón………, no
quiero ser grosero ahora, olvídalo………, quiero que disfrutes hasta que no puedas
más mi amor, espera, muévete más rápido, ahora, hasta que te quedes seco, ¡sí!,
¡eres mala………..!, ya, ya, ya, ya…….., te quiero, no puedo aguantar…….., coño,
ahora viene, ya está aquí, así, sí, sí………….., ¿te gusta?, es tuya, trágatela,
no, no, no.........te amo…………….!
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