lunes, 18 de marzo de 2013

¿CÓMO HACER EL AMOR EN UN SITIO INCÓMODO?




CAPÍTULO LXVIII.
                            


                                        EL TACTO (Los cuerpos)

                 Las manos comenzaron su inédito viaje por la piel de las personas que se encontraban en su trayectoria. El simple hecho de estar ante el majestuoso mar condicionaba las terminaciones nerviosas de los presentes en el círculo. Los cuerpos desnudos están experimentando primero la acción de los elementos naturales sobre cada uno de ellos y han comenzado a excitarse. Algunos, no todos, cerraron los ojos para dejarse llevar por los impulsos de la persona, o de las personas que se encontraban a su lado, y de esta manera entregarse de lleno a cualquier experiencia sin hacer concesiones de esto sí, o esto no; pero la persona más cercana vio los cielos abiertos porque lo que deseaba en realidad era tocar, tocar, y continuar tocando los contornos de las pieles que se mostraban sobre la orilla de la playa en todo su esplendor.
                 Las manos dibujaban caricias con los dedos, pero también con el revés de la misma para deslizarse por un muslo, para continuar en dirección a las entrepiernas, al abdomen, o directamente al sexo; estas fueron las manos más sinceras, las manos que pensaron que la hipocresía no era buena compañera para estos menesteres en que se necesitaba sobretodo decisión, y se lanzaron de lleno a tocar lo inevitable, lo relacionado con las sensaciones y el placer, lo que mantenemos en nuestros pensamientos, y algunas veces, no las más o las menos, deseamos que se comience por manipular para sentir que somos objetos del deseo, y que al fin alguien se ha dignado a intervenir nuestras carnes.
                 No se puede afirmar que estas toconas manos están siendo irrespetuosas porque para nada su comportamiento es desagradable, todo lo contrario, su gimnasia sobre la piel del contrario o de la contraria es más bien lisonjero, repleto de buenas intenciones que amplía la capacidad sensorial del receptor. La persona que está recibiendo las caricias se encuentra en un estado de subconsciencia total, porque sus sentidos, todos, se encuentran en cada punto que es visitado por la deslumbrante mano que no deja de moverse y de tentar, en sus manos, las partes más deseable de la anatomía de cualquier ser viviente de esta marina cala. 
   
Continuará.....................   
fOTOGRAFÍA: ara.    

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