PARTE
25.
Un amasijo de órganos
encabritados permanecían enredados entre la maleza del bosque. Tres cuerpos. La
única intención, perderse para siempre por acción de los sistemáticos actos de
afectos del uno con el otro. Una demostración de entrega sin precedente de
ningún tipo. Sobre la hierba la piel de Tatiana, la de Flavia, y la mía, se
dejaron llevar por el engaño de las palabras y por el latir de los sentidos.
Sin ninguna intención maliciosa, los tres logramos abrazarnos con la ayuda de nuestras
manos. Enlazamos los dedos para hacer posible la unión de los labios, los
pechos, las caras, y cualquier miembro decidido a experimentar nuevas
sensaciones. ¡No sabíamos lo que estábamos haciendo, pero teníamos una
agradable sensación de complacencia!
Sin darnos apenas cuenta
entramos en una sucesiva muestra de habilidades acrobáticas; pero siempre, sin
dejarnos de seducir. Estos dos encantos de seres me llevaron de la forma más
ingenua posible a su mundo de fantasía. Sin ser consciente penetré en un
espacio irreal que me conmovió los sentidos, liberó mi mente y despejó cada una
de mis articulaciones. Quedé listo para improvisar sin cuestionar los
resultados. Me sentía que estaba vivo, que por primera vez respiraba con todos
los poros de mi piel. De este mismo modo supe que el amor siempre está presente
en cada cosa que nos rodea. El amor no se crea porque siempre habita en lo desconocido.
Hay que tener ojo con su poder, porque es tan inmenso que nos puede destruir.
¡Estas sensaciones las fui experimentando con todas sus consecuencias, desde el
día en que Tatiana y Flavia llegaron a casa de los abuelos! Ahora nuestros
cuerpos enlazados junto al río no desean encontrar la lógica de sus actos.
No puedo decir que la boca de Tatiana
cometiera pecado al besar los labios de Flavia, ni que sus manos se
crucificaran al sostener mi sexo excitado con alevosía. No, seguramente que no,
porque yo haría lo mismo ante una plasticidad tan comprometedora y auténtica.
Mi prima y su amiga me han enseñado que primeramente nos debemos abrir en
espera de algo positivo, y si llega, es porque nuestra naturaleza es similar al
recorrido de las energías sexuales del universo. ¡Aún no he experimentado con
todas mis posibilidades reales, pero ahora estoy dispuesto a una transferencia
de mi piel, mis músculos, mis órganos y mi ser, al acto del placer continuo y
sin pausa junto a mis ángeles salvadores! ¡Flavia, Tatiana! ¡Estoy aquí!
Continuará.............................
Fotos:
ARA y Mandy.
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