En fin, a los amanecientes del
planeta, a todos ellos, incluyéndome a mí, les doy mí en hora buena.
Ámense hasta que el mundo estalle.
Y si por suerte o desgracia pertenecen al selecto grupo que partirán rumbo al
cielo, amen también a Dios, porque a veces pienso que el pobre necesita más
amor que nosotros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario